Para medir la mejora real hay que esperar

Parecería que el valor de la hacienda estuviera superando a la desvalorización del peso y al mayor valor de los insumos, pero todavía hay que esperar para saber si hay alguna mejora de importancia en términos reales.

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Para medir la mejora real hay que esperar
14deFebrerode2014a las07:07

A primera vista, parecería que el valor de la hacienda estuviera superando a la desvalorización del peso y al mayor valor de los insumos, pero habrá que esperar para saber si hay alguna mejora de importancia en términos reales. De ser así, estaríamos entrando en un período de aceleramiento de la “nominalidad”, donde por pocas semanas puede producirse la “ilusión inflacionaria” de que estas importantes subas de los precios en términos nominales, también lo son en términos reales. Además, queda por averiguar qué porcentaje de todo este reciente aumento en el precio del ganado se trasladará al público, y cuánto será lo que el público estará dispuesto a reconocer en los precios al mostrador. Todavía no ha habido una convalidación de los consumidores a un producto cuyo precio al mostrador ha subido cerca de un 40 por ciento en menos de tres meses. Es decir, más allá de los apreciables aumentos que se han dado recientemente en los valores nominales del ganado, en un contexto de fuertes devaluaciones y de aceleración de la inflación, es difícil calcular con seguridad, por ahora, cuánto ha ganado el novillo en términos reales. Probablemente, la mejora se de, pero más modesta de lo esperado en términos reales, es decir, corregida por el aumento por la inflación y por la suba de los insumos, aumentos que tardarán varias semanas en ser plenamente registradas.

La exportación, beneficiada con una suba del 35 por ciento en el tipo de cambio desde fin de octubre de 2013, ya ha resignado toda esa mejora en el precio del novillo pesado, que hoy paga un 40 por ciento más que hace tres meses. Ahora que hay negocios con el exterior, que el tipo de cambio ha mejorado y que parece abrirse una nueva etapa para el sector, se comprueba que no existe el stock suficiente de novillos, especialmente de novillos pesados (en enero la faena de novillos cayó un 20 por ciento con respecto al año pasado). Y lo peor es que no se trata de un faltante coyuntural. Sí hay disponibilidad de vaca, a causa de la seca y de la incipiente liquidación.