Agricultura de punta en campos marginales

Gracias al riego y a la tecnología aplicada, Estanar logra en Huanguelén rindes equivalentes a la zona núcleo sobre suelos con limitantes.

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En un lote de soja, de izquierda a derecha: Juan Arroquy, encargado agrícola de Las Nenas; el gerente general de Estanar, Juan Martín Julianelli, y Javier Batlle, gerente de producción. Foto: LA NACION / Mauro V. Rizzi

En un lote de soja, de izquierda a derecha: Juan Arroquy, encargado agrícola de Las Nenas; el gerente general de Estanar, Juan Martín Julianelli, y Javier Batlle, gerente de producción. Foto: LA NACION / Mauro V. Rizzi

19deAbrilde2014a las07:15

En Huanguelén, en una región del sudoeste bonaerense con importantes limitantes, mucha variabilidad de suelos y lluvias dispares, la firma Estanar hizo una revolución. Convirtió a Las Nenas, un campo tradicionalmente ganadero, en un Fórmula 1 en productividad agrícola, con maíces bajo riego similares a las mejores zonas de producción. Y hubo más: ese establecimiento, que tenía una baja participación en el margen neto global de la empresa, con un 8%, pasó a representar el 30%, compitiendo a la par con otras explotaciones de la misma firma con las cuales estaba en desventaja.

Aquí la materia orgánica va de 4 a 4,5%, un porcentaje interesante. Pero los suelos son muy variables, de clase III a VII, y con poca profundidad. Ya sea por tosca [el campo de Estanar no tiene tanta tosca respecto de otros establecimientos, salvo algunos potreros] o por impedimentos de arcilla. La falta de profundidad es una limitante y hay problemas de drenaje y de posibilidades de que penetren las raíces.

Las lluvias no se lucen. El promedio anual está en torno a 750 mm, con años de 500 mm. No obstante, en la zona hay agua de calidad para que la pueda aprovechar la hacienda.

Otras complicaciones: en verano hay altas tasas de evapotranspiración y baja humedad relativa que se mantiene durante varios días. Por otra parte, suelen haber heladas tempranas.

No es una zona agrícola por excelencia, pero se propusieron trabajar con excelencia. El año pasado, la firma ganó el Premio LA NACION-Banco Galicia a la Excelencia Agropecuaria al Mejor Agricultor.

La actividad de Estanar allí tradicionalmente fue ganadera. La firma posee 3000 vientres, con toda la recría y los machos que se engordan. Además, no sólo produce hembra para reposición propia, sino que lo hace para venta junto a toritos. El 100% del rodeo es Angus puro controlado.

Precisamente, pensando en cómo generar una cantidad abundante de maíz para darle estabilidad a su modelo ganadero, en 2006 instalaron un equipo de riego en 100 hectáreas. De maíces que podían rondar de 4000 a 6000 kilos en secano, con mucha inestabilidad, pasaron a presupuestar con riego de 11.000 a 12.000 kilos.

"Cuando vimos eso, evaluamos la posibilidad de masificar el riego y pasar a una agricultura moderna. Vimos que con riego había mejores resultados", expresó Juan Martín Julianelli, gerente general de Estanar.

De tener un pivote de riego en 100 hectáreas, al año siguiente compraron 16 equipos (hoy poseen 18 en total) y pasaron a regar 2000 hectáreas. "Fue una apuesta enorme, porque los equipos llegaron en agosto y en la misma primavera estábamos regando", señaló.

Esa inversión en riego, que se ubicó en total en unos US$ 4 millones, vino a acoplarse a otra técnica que contribuyó a facilitar el trabajo en los suelos de la región: la siembra directa.

Pero cuando se incorporó el riego, además de darle estabilidad al sistema ganadero con el maíz y avanzar a una agricultura moderna, se apuntó a otro objetivo. Que un campo propio que era el que menos aportaba al resultado global de toda la compañía cambiara esa tendencia.