Una oportunidad de producción en Africa

Dos jóvenes argentinos desembarcaron en Sierra Leona, para producir arroz. Ven allí una enorme oportunidad, de la mano del conocimiento de Argentina. Sumarán a la soja para seguir creciendo.

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Una oportunidad de producción en Africa
10deMayode2014a las09:20

Emiliano Mroue hizo de la producción de alimentos una aventura digna de Indiana Jones. Hace tres años, cuando tenía apenas veintiséis, alquiló 400 hectáreas en Sierra Leona, en el oeste africano, y comenzó a producir arroz. Ese país acababa de salir de una larguísima guerra civil, la infraestructura era paupérrima y los rendimientos eran mínimos, pero en lugar de dificultades, Mroue vio enormes oportunidades.

Una gran cantidad de recursos naturales a muy bajo costo, sumados a la tecnología y el conocimiento de los productores argentinos fueron los factores que lo impulsaron a tomar la decisión.

En octubre de 2011, tras cinco años de trabajar en Alemania para una empresa multinacional de consumo masivo, Mroue -licenciado en Economía Empresarial- decidió que era el momento de emprender algo propio. “Estuve de vacaciones varias veces en Africa. Pasé por Kenia, Mozambique, Sierra Leona y otros países, y vi que aquí había un gran potencial para desarrollar un proyecto de este tipo”, dice desde Freetown, la capital de Sierra Leona, en diálogo con Clarín Rural.

Entonces convenció a su primo, Patricio Imerito, y juntos se asociaron con el africano Dayo Metzger para fundar West African Rice Company (WARC). 

El modelo de negocios en Sierra Leona es muy distinto al modelo de negocios agrícolas en la Argentina. “Acá los productores locales tienen superficies de una o dos hectáreas y no tienen ni tecnología ni capital. El 70% de la población depende de la agricultura de subsistencia y si les va mal se pueden generar hambrunas generalizadas. Nunca logran tener un excedente”, dice Mroue. 

En Sierra Leona, como en muchos otros países de África, los extranjeros no pueden comprar tierras, pero la empresa de Mroue tiene contratos de arrendamiento por un plazo de 75 años a un valor de doce dólares por hectárea. “Es prácticamente como comprarlo, pero el título sigue siendo de las comunidades locales”, explica.

Luego agrega: “Nosotros, además de producir en esas 400 hectáreas, buscamos integrar a todos los pequeños productores que hay alrededor de las tierras que alquilamos, les damos insumos y asesoramiento para que puedan mejorar su productividad y logren tener algún excedente, y ellos nos pagan en especies con una parte de ese incremento de la productividad”. En ese sentido, funcionan como un vínculo entre el capital y los pequeños productores.

Los productores de Sierra Leona producen entre 300 y 500 kilos de arroz por hectárea, mientras que los arroceros argentinos pueden llegar a superar los 10.000 kilos por hectárea. Pero el punto de equilibrio es muy diferente, ya que en Argentina se necesitan unos 7.500 kilos para no perder plata, mientras que en Sierra Leona, con 2.000 kilos por hectárea se genera cierta rentabilidad. Allí es donde Mroue encuentra el gran potencial del negocio. 

“Ajustando algunas variables se podría generar un enorme salto en la productividad, pasando de los 500 kilos actuales a cerca de 6.000 kilos por hectárea. Para esto apuntamos a apalancarnos en el enorme caudal de conocimiento que hay en la Argentina”, dice.