Expectativas del mercado de granos en el año que comienza

Este año la euforia que despertó el cambio en las reglas de juego redundó en una explosión de la producción y exportación de granos que irá perdiendo efecto

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La sostenibilidad en el tiempo del efecto expansivo de la actividad dependerá de que se mantenga la competitividad apostando al agregado de valor.

La sostenibilidad en el tiempo del efecto expansivo de la actividad dependerá de que se mantenga la competitividad apostando al agregado de valor.

02deEnerode2017a las12:24

Según la Bolsa de Comercio de Rosario, para el año 2017 la euforia que despertó el cambio en las reglas de juego para el sector y redundó en una explosión de las exportaciones argentinas irá perdiendo el efecto cautivante sobre los tomadores de decisiones y los factores de la realidad comenzarán a imponerse. En este sentido, la sostenibilidad en el tiempo del efecto expansivo de la actividad dependerá fundamentalmente de un único factor: la capacidad de la cadena agroindustrial argentina de continuar siendo competitiva en el mundo.

Allá por los albores del 2016 la depreciación de la moneda nacional al eliminarse el “cepo cambiario”, la anulación de los derechos de exportación para casi todos los granos y derivados del complejo (con excepción de la soja, que deberá esperar hasta el 2018 para gozar de nuevas rebajas en las alícuotas) y, sobre todo, la relajación de los férreos controles a las exportaciones que se realizaba a través del mecanismo de ROE verdes se combinaron para achicar la brecha entre el valor de exportación de los granos argentinos (o precio FOB) y el que exportadores e industrias le pagan al vendedor del grano en el mercado doméstico (el precio FAS).

El sector productivo vio de este modo mejorar el ingreso bruto que obtiene de la venta de granos, despertando una ola de optimismo que lo llevó a incrementar la asignación de recursos a la actividad. En esta primera ola expansiva, no sólo se asignaron más tierras a cultivos como trigo, maíz y girasol sino que también aumentó la inversión en tecnología aplicada al proceso de producción. 

Hacia adelante, el optimismo del productor aún prevalece. La actual es una campaña muy atípica, y de la sequía generalizada en gran parte de la zona núcleo estos últimos días hemos sido testigos de lluvias por encima de lo normal que dejaron muchos lotes inundados y encharcados. Allí, por supuesto, los ánimos no serán los mejores pero de algo se puede estar seguro: el productor vuelve a apostar. En el resto de la zona núcleo, donde las lluvias no fueron excesivas, sí resultaron una bendición del cielo y permiten ilusionarse con muy buenos rindes para la cosecha que comenzará a levantarse en pocos meses. Así las cosas, en términos generales aún resulta factible pensar en un salto productivo en el 2017, habida cuenta de la mayor área sembrada (especialmente con girasol, maíz y trigo) 

La mayor oferta tendrá como nicho natural la exportación. El consumo doméstico de los principales granos argentinos se avizora mayormente estable, aunque de profundizarse la retención de hacienda algo más de maíz podrá ir a forraje. Para el trigo, acaba de comenzar el partido 2016/17 y ya se destaca la performance exportadora, que sólo entre noviembre 2016 y febrero 2017 podría estar sacando desde las terminales del Up River casi 3 millones de toneladas de las 4 que, estimativamente, podrían exportarse desde esta zona para toda la campaña.