La física inspira nuevas tecnologías de bajo costo que mejoran el acceso al agua

Técnicos del INTA crearon una bomba de río para la zona patagónica y un molino que funciona con vientos de baja velocidad en Chaco.

Gracias a las energías eólica y cinética de los cursos hídricos, proveen agua para riego y consumo doméstico en producciones familiares.

Gracias a las energías eólica y cinética de los cursos hídricos, proveen agua para riego y consumo doméstico en producciones familiares.

15deFebrerode2017a las15:53

Contemplando la caída de una manzana. Así es, según relatan los historiadores, cómo Isaac Newton descubrió la Ley de la Gravedad y le permitió explicar por qué los cuerpos tienden a ser atraídos hacia el centro de la Tierra. La respuesta estaba en saber observar la naturaleza. Un poco de esta particular inquietud movilizó a los técnicos del INTA quienes, en Río Negro y en Chaco, recuperaron principios de la física para construir tecnologías que aprovechan la energía de los ríos y del viento para llevar agua a las zonas productivas.

La primera es la bomba de río que, fabricada con una manguera enrollada dentro de un tambor y una hélice que transfiere la fuerza del río, permite que el agua se eleve hasta un tanque. Basada en un diseño de Arquímedes y desarrollada por especialistas del IPAF Región Patagonia y del INTA Cipolletti, la bomba flota en los cauces y utiliza la fuerza del movimiento hídrico para dar riego y facilitar el consumo doméstico en producciones familiares, ubicadas en zonas sin acceso a la energía eléctrica.

“La bomba de río es un implemento que se sirve de la energía cinética de los cursos de agua –ya sean arroyos, canales o ríos– para elevar el agua para riego y consumo”, explicó Lucas Zanovello, especialista del Instituto de Investigación y Desarrollo Tecnológico para la Agricultura Familiar del INTA (IPAF) Región Patagonia.

La bomba consta de una serie de bobinas de manguera que se ubican en forma arrollada dentro de un tanque, el cual es colocado a nivel de flotación en el río e impulsado por una hélice. “Al estar parcialmente sumergidas, estas bobinas giran con la fuerza del curso de agua y toman pulsos alternados de agua y aire, que generan la presión suficiente para cargar un tanque a determinada altura”, describió Zanovello.

Lo curioso del sistema –ya adoptado en cuatro campos del Alto Valle– es que no se fabrica a escala industrial, por lo que la única manera de conseguirlo es construyéndolo con elementos reciclados. “Si bien no hay fabricantes que lo vendan ya armado en Latinoamérica, es muy sencillo y cada productor pueda hacerlo en su casa o junto con los técnicos del INTA que brindan apoyo en cada agencia de extensión”, valoró Zanovello.