Agricultura sustentable: para jugar en el mismo equipo
Referentes agrícolas mundiales que priorizan la práctica de la siembra directa y observan las dificultades para su mayor difusión
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De visiones contrapuestas, América latina y Europa parecen ir tocando puntos de contacto en torno a qué se entiende a ambos lados del océano Atlántico por agricultura sustentable. Pero no sólo hay avances hacia posturas comunes en torno al qué se entiende, sino también con qué herramientas se va hacia ese objetivo.
En el XXI Congreso de Aapresid, Otra Tierra, que finalizó ayer en esta ciudad con más de 3351 inscriptos, LA NACION reunió a Gérard Rass, miembro del Instituto para la Agricultura Sustentable de Francia; a Rafael Fuentes Llanillo, referente del Instituto Agronómico de Paraná, en Brasil, y a los argentinos Miguel Taboada, director del Instituto de Suelos del INTA, y María Beatriz Giraudo, vicepresidenta de Aapresid, para debatir sobre qué es una agricultura sustentable y a través de qué caminos se llega a ella.
La postura común entre los especialistas es que la agricultura sustentable es un conjunto de prácticas y principios donde el primer paso, ineludible, continúa siendo la siembra directa.
"La siembra directa es como la protagonista principal de una película", destacó el brasileño Fuentes Llanillo. Igual, no se trata sólo de no remover el suelo. "Hay tres principios de la siembra directa: mínimo disturbio del suelo, que el suelo esté cubierto permanentemente con rastrojo o con cobertura verde, y hacer rotación de cultivos", agrega.
El especialista francés pide "integrar" el sistema. Y explica: "Hay que dar el paso de la agricultura de conservación a la sustentable, pero para llegar a eso hay que hacer esas prácticas como un sistema. En España -ejemplifica- hay mucha superficie con siembra directa, pero no con suelos cubiertos. Es decir, no dejan la cobertura". A su lado, el brasileño Fuentes Llanillo acota: "En España sólo usan el primer principio del sistema".