El productor, con poca participación en el negocio

La relación del ganadero con el precio final de la carne es hoy una de las más bajas de la historia. A nivel mundial, Argentina pierde con Bielorrusia el undécimo lugar como proveedor de carne vacuna.

|
El productor, con poca participación en el negocio
02deMayode2014a las08:00

Las lluvias, los inoportunos feriados y los paros perturban el libre desenvolvimiento del mercado, con una comercialización inestable y un consumo interno que parece haber dado por ahora todo lo que podía entregar. Son factores bajistas la mayor oferta de ganado para faena que se espera a partir de junio, y la debilidad que está mostrando la demanda por varios bienes de consumo popular en estas últimas semanas.

Son factores que pueden contribuir a moderar una eventual caída en términos reales del precio de la hacienda tanto los aumentos de sueldos, que se están negociando en la mayoría de las paritarias y que estarán en la calle en un par de meses más, como un eventual aumento en el ritmo devaluatorio que podría darse a partir de mediados de año y que mejoraría (marginalmente) la cotización de los pocos cortes que se exportan, del cuero y de las achuras.

La participación del ganadero en el precio final de la carne es hoy una de las más bajas de la historia. Si tomamos la relación “novillo en Liniers/6 cortes principales de carne vacuna” como un indicador (imperfecto) de la participación del productor en el precio final de la carne, veremos que ese índice osciló entre un mínimo del 18 por ciento a fines de 1999 (apogeo de la convertibilidad) hasta un máximo de 34 por ciento en 2002, luego de la devaluación que terminó con la convertibilidad. Hoy ese índice se ubica en un 24 por ciento, pese a la fuerte valorización del cuero que se ha registrado en los últimos meses.

A medida que se valorizan los subproductos derivados de la faena de un novillo, el frigorífico puede pagar más el ganado sin afectar el precio mayorista que cobra por la carne en gancho. Con un determinado precio que está dispuesto a pagar el consumidor, a medida que crecen los costos que enfrentan los operadores del ganado y de la carne a partir de que el novillo salió del campo (fletes, energía, salarios, servicio de faena, seguros, alquiler), disminuye el precio relativo que recibe el ganadero.