Este año, el maíz, más vale temprano

La campaña maicera 2014/15 presenta muy buenas perspectivas agronómicas, basadas fundamentalmente en los efectos benéficos del efecto Niño.

Guillermo Alonso, gerente del servicio técnico de Nidera, desmenuza las diferentes variables que juegan en la decisión entre siembras tempranas o tardías.

Guillermo Alonso, gerente del servicio técnico de Nidera, desmenuza las diferentes variables que juegan en la decisión entre siembras tempranas o tardías.

18deJuniode2014a las16:17

El año pinta para maíz. Los perfiles recargados por la presencia de un efecto Niño que promete mantenerse auguran condiciones propicias para el cultivo. Frente a la disyuntiva de realizar siembras tempranas o tardías, tan típica en las últimas campañas, una evaluación realizada por Guillermo Alonso, gerente técnico de Nidera, pone en la balanza todos los factores que juegan en la decisión. Ese análisis realiza una evaluación económica de ambas alternativas incluyendo el impacto que tiene en los gastos de comercialización la humedad del grano al momento de la cosecha y que muchas veces no es tenido en cuenta a la hora de decidir la fecha de siembra. 

Alonso repasa las fortalezas y debilidades de las siembras tempranas y tardías de maíz. En primer lugar aparece el rendimiento, que en la región central del país tiene mayor potencial con las siembras tempranas -de fines de agosto, septiembre y principios de octubre-, debido a que están favorecidas por los parámetros fototermales frente a las siembras tardías -de fines de noviembre y diciembre-. En cambio, la ventaja se invierte cuando se observa la estabilidad de los rendimientos. Al analizar los registros de los últimos años, se encuentran que en general presentaron buenas precipitaciones a partir de la segunda quincena de enero que es cuando los maíces tardíos comienzan su período crítico, a la vez que esas lluvias resultaron más abundantes que las ocurridas hacia fin de año que es cuando la mayoría de los maíces tempranos enfrentan su período de floración. Además, la baja ocurrencia de heladas tempranas (desde fines de marzo) en la región núcleo maicera durante las últimas campañas se suma ofreciendo a las siembras de verano una alta estabilidad de rendimientos que no se viene logrando con las siembras tempranas de inicio de primavera.

Otro de los factores que pesa en la decisión de siembra de maíz son los pronósticos climáticos, ya que una estimación adelantada de las lluvias al momento de la siembra y en el período crítico de floración puede definir la decisión de realizar una siembra temprana o tardía. “En un año como el actual –explica Alonso-, con perfiles cargados, napas recuperadas y con pronóstico de efecto Niño para todas las regiones maiceras del país, es esperable que los productores se vuelquen a las siembras de septiembre buscando obtener mayores rindes”.

Un aspecto clave en la elección entre una y otra modalidad de siembra son los costos directos de producción, que suelen ser menores en las siembras tardías y de segunda que en las tempranas. Esto se debe a una menor utilización de semillas –en promedio las densidades de siembra son un 15% menor-, a la menor fertilización nitrogenada –por una mayor mineralización- y al menor uso de herbicidas. En cambio, los costos de protección de las principales enfermedades del maíz son favorables a las siembras tempranas, en las que la roya es la enfermedad predominante, pero pocas veces se realizan aplicaciones específicas para controlar este hongo. Mientras, las siembras de noviembre en adelante están amenazadas por el tizón, fusarium y las enfermedades de espiga, que derivan en mermas de rindes y de calidad que en algunos casos termina en castigos importantes en la comercialización. Respecto de los insectos plaga, los ataques de Diatraea son más frecuentes en las siembras tempranas, mientras que el cogollero (Spodoptera frugiperda) y el gusano de la espiga (Heliothis zea) son las isocas que atacan principalmente en siembras tardías provocando daños severos cuando no se trabaja con eventos transgénicos específicos para estas plagas.

Respecto de los niveles de precios posibles de obtener por el maíz, Alonso explica que así como se extendió la ventana de siembra lo mismo ocurrió con el período de cosecha. “Hasta hace algunos años la cosecha de maíz era estacional, se realizaba durante aproximadamente 50 días desde fines de marzo hasta mediados de mayo –señala el gerente técnico de Nidera-, pero actualmente se prolonga hasta los primeros días de agosto, incluso en la última etapa se superpone con la trilla de los maíces tropicales del Norte”.

“En ese marco –agrega Alonso-, es normal que los precios de los maíces primicia sean superiores a los del resto del año, por lo tanto las siembras tempranas de primavera que ofrecen la posibilidad de cosechar en marzo tiene su premio por la ventaja de conseguir mejores precios y fletes más económicos”.

El efecto de la humedad en los costos