Bioinsumos: un negocio con proyección internacional

La producción nacional de insumos de origen biológico se consolida como una oportunidad para agregar valor con sustentabilidad y ganar mercados externos.

El 40% del mercado de inoculantes de Brasil está representado por productos biotecnológicos argentinos.

El 40% del mercado de inoculantes de Brasil está representado por productos biotecnológicos argentinos.

13deAgostode2014a las15:53

Gracias a la tecnología argentina para producir inoculantes de alta calidad, el país no necesita importar esos productos de Brasil o los Estados Unidos. Ese negocio, que involucra unos 75 millones de dólares a escala nacional, es apenas una muestra del potencial que representan los insumos biotecnológicos aplicados en el sector agropecuario.

Si bien los bioinoculantes dominan el mercado local, impulsados por la revolución sojera a partir de la década del 70, también existen otros productos de origen biológico que cada vez ganan más terreno dentro de un nicho en expansión, destacados por sus beneficios productivos, ambientales y mayor efectividad.

“Para la agricultura argentina, el uso de bioinsumos se volvió una prioridad, ya que son productos con un gran potencial para aumentar la industrialización, el agregado de valor en origen y el cuidado del medio ambiente”, afirmó Martín Lema, director del área de Biotecnología del Ministerio de Agricultura de la Nación.

Entre los muchos productos de origen biológico disponibles en el mercado, se destacan las bacterias fijadoras de nitrógeno presentes en los inoculantes que reemplazan el uso de la urea, un bioinsecticida destinado a cultivos orgánicos y el primer biofungicida nacional, creado mediante un convenio de articulación entre el INTA y la empresa de capitales nacionales Rizobacter.

Con 37 años de trayectoria, esta firma de Pergamino –Buenos Aires– comparte el 60% del mercado nacional de bioinsumos junto con otras, como Nitragin y Biagro con el 10% de la oferta. El resto está ocupado por pymes que tienen incidencia local y una menor tecnificación, pero aún así permiten que el 40% del mercado de inoculantes de Brasil esté representado por productos biotecnológicos argentinos.