Aliados para una campaña de soja que requiere mayor eficiencia
Los inoculantes larga vida, la tecnología osmoprotectora y la bioinducción elevan el potencial de cada semilla para evitar re siembras, superar alteraciones climáticas y asegurar el rinde de la inversión.
Está práctica, que asegura la correcta aplicación y funcionamiento de cada uno de los producto0s, evita los riesgos de tener que volver a tratar las semillas.
La próxima campaña de soja obliga a los productores a optimizar sus estrategias de siembra. Los factores climáticos sumados a un replanteo de los esquemas de producción, no dejan margen a las improvisaciones. Es en este marco donde la inversión en tecnología cumple su principal función: asegurar rindes.
Con el conocimiento de las necesidades de los productores y con la probada eficacia en distintas zonas agronómicas de la Argentina, aún en condiciones de estrés climático, Rizobacter posiciona su línea de inoculantes y la tecnología de la bioinducción que aportan microbiología de última generación en los tratamientos de las semillas y amplían la ventana siembra, momento clave para el éxito de un cultivo.
La alta complementariedad con fungicidas e insecticidas hace posible obtener una semilla de calidad superior, más resistente, con mayor vigor y poder germinativo. Esto se refleja en un mejor de stand de plantas y en la expresión de todo el potencial genético durante el ciclo vegetativo, asegurando siempre una adecuada nutrición nitrogenda del cultivo a través del correcto funcionamiento y el aporte de la fijación biológica producida por las bacterias .
La tecnología osmoprotectora , la bioinducción y los inoculantes larga vida, son desarrollos de Rizobacter orientados a prolongar la supervivencia bacteriana y su comunicación con el entorno. Esto ha permitido dar un salto evolutivo en los tratamientos profesionales de la industria que ofrecen semillas listas para sembrar, con la complementación de inoculantes larga vida, fungicidas e insecticidas, simplificando considerablemente las tareas del productor y reduciendo los costos.
Está práctica, que asegura la correcta aplicación y funcionamiento de cada uno de los productos evita los riesgos de tener que volver a tratar las semillas y, por lo tanto, previene perjuicios económico y operativos en la campaña.