En Concordia, el agua no baja y hay temor por el pronóstico de lluvias

Hay casi 2000 evacuados y la altura del río está estable, pero se esperan precipitaciones para los próximos días y eso podría agravar la situación.

El techo de la casa de la familia Mario, en Concordia, sirve de depósito para muebles y electrodomésticos.Foto:Hernán Zenteno

El techo de la casa de la familia Mario, en Concordia, sirve de depósito para muebles y electrodomésticos.Foto:Hernán Zenteno

28deDiciembrede2015a las08:48

"El río parece congelado. No se mueve", confía Carlos Quiroga a su hija. Ambos están parados en el borde de la frontera que separa las casas que quedaron bajo el agua y las que permanecen secas, tras la crecida del Uruguay el martes pasado. La casa de los Quiroga se ve a lo lejos, por calle 1° de Mayo, sepultada bajo el agua marrón. Sólo sobresale un alero rojo de chapa.

Mariana discute con su padre. Ella porfía que el agua bajó. Un grupo de bomberos voluntarios de La Pampa, que llegaron anteayer para ayudar a los 10.000 evacuados y a sacar gente de los barrios anegados, define la discusión: "El río está clavado en 16 metros", afirma el efectivo que baja de una lancha.

Esta nueva inundación en Concordia removió viejos miedos, que no parecen infundados. En la crecida de 2009 el río tardó más de dos meses en irse de las viviendas del bajo de una ciudad que se empezó a construir a partir de 1832 desde la ribera portuaria hacia las zonas más altas, donde hoy está el centro, a sólo seis cuadras de las áreas inundadas, que abarcan todas las clases sociales. Desde las casonas antiguas y señoriales hasta los ranchos de paja y adobe donde viven los pescadores, más acostumbrados a los enigmas de ese río que "suena a pájaro", como describió Juan L. Ortiz.

Macri prometió obras para mitigar las inundaciones

Fernando Mario, analista de sistemas, de 50 años, guarda espacio para el humor en medio de la tragedia. Se calza un sombrero de ala ancha y advierte que antes iba en auto a su casa y ahora lo hace en lancha. Su casa está ubicada sobre Buenos Aires al 600. "En la inundación de 2009, que fue grande pero no tanto como ésta, el agua se fue después de dos meses", recuerda.

Mario dejó su vivienda a la fuerza el martes pasado, cuando el río llegó a 16 metros y "tapó todo". Se mudó con su familia a su oficina, que está a tres cuadras, a sólo 20 metros de la frontera donde comienza la zona inundada. Allí Ana Lía, su esposa, lo espera tomando mates.