"Está todo perdido", el clamor de los productores agrícolas

Los campos de cítricos, uno de los motores de la economía de Entre Ríos, son los más afectados por las crecidas de los últimos días; advierten que un tercio de las tierras cultivables están sumergidas.

|
Rolando Kuhn hace un balance de las pérdidas, mientras recorre las más de siete hectáreas que quedaron bajo el agua.Foto:Hernán Zenteno

Rolando Kuhn hace un balance de las pérdidas, mientras recorre las más de siete hectáreas que quedaron bajo el agua.Foto:Hernán Zenteno

29deDiciembrede2015a las08:35

El tractor quedó abandonado en una loma alta. Rolando Kuhn lo mira con nostalgia mientras recorre las plantaciones de naranjas y mandarinas en una lancha que le prestó un vecino. Más de la mitad de las 15 hectáreas que tiene la finca San Joaquín quedaron sumergidas bajo el agua verdosa del lago de la represa de Salto Grande, que duplicó su altura hasta alcanzar, ayer, los 36,8 metros.

Este hombre de 40 años, que vive en Colonia Ayuí desde hace más de 20 con su familia, repite, como si tratara de convencerse: "Esto es real". Zigzaguea con la embarcación entre los nogales que en septiembre del año que viene darán enormes nueces pecan y los cítricos, cuya producción -según Kuhn- "está totalmente perdida".

"Las raíces de los árboles se pudren y se secan", advierte mientras señala un manojo de naranjos amarillentos que empiezan a mostrar los síntomas de la muerte cercana. Reponer cada árbol cuesta entre 60 y 100 pesos, dependiendo de la variedad. "Una fortuna", se queja.

Con los niveles normales del caudal de la represa, el lago ocupa una superficie de 70.000 hectáreas. Ahora, con 36,80 metros, cubre más de 80.000. Es un espejo de agua artificial que surgió tras la construcción de la represa de Salto Grande, a fines de la década del 70. La represa regula el flujo para producir energía y para evitar que el agua que llega de Brasil y del noreste argentino empeore las inundaciones en las localidades que están río abajo. Por ese motivo el lago creció e inundó las quintas que están asentadas allí.

En la misma situación que Kuhn hay cientos de productores de cítricos, un sector que es uno de los motores de la economía en Concordia, Federación y el norte de Colón, en Entre Ríos. Según los registros del INTA, hay 16 millones de árboles de naranja, mandarina, pomelo y limón. Pero la producción va en baja desde hace cinco años, una crisis que se agudizó con las trabas para exportar y ante la caída de los precios, a causa de una mayor oferta en el mercado interno. "Entre uno y dos pesos nos pagaban el kilo de naranja", cuenta Kuhn, y señala hacia el Oeste, donde la plantación de arándanos de un vecino está tapada por el agua.

En octubre pasado, los productores de esta zona entrerriana desecharon más de 80.000 toneladas de cítricos, debido a la crisis y a los precios bajos. Otros prefirieron regalar o vender a muy bajo precio la fruta al público, como sucedió en Paraná.

"Yo no me tuve que evacuar, pero perdimos todo", dice el productor de 40 años. El agua del lago está a unos 20 metros de su casa y los galpones donde guarda las maquinarias.