Los efectos de la importación de carne

Si bien en la práctica las compras en el exterior no solucionarán el problema coyuntural del precio al público, el hecho de que el sector se abra al mundo sería una muestra de su competitividad. Qué hacer mientras tanto para mejorar.

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La población quisiera seguir consumiendo las cantidades pretéritas de carne, aunque con los actuales precios ha cedido pretensiones.

La población quisiera seguir consumiendo las cantidades pretéritas de carne, aunque con los actuales precios ha cedido pretensiones.

16deFebrerode2016a las15:30

Después de que el precio de la hacienda en la Argentina siguiera un raid alcista, que culminó una semana antes del cambio de gobierno, las nuevas autoridades comenzaron a agitar la posibilidad de facilitar la importación de carne para ofrecer una resistencia a los aumentos.

Casi siempre, en las administraciones de menos carácter intervencionista en la Argentina, la solución frente a aumentos en el precio de la carne, sean éstos estacionales o cíclicos, ha girado en ese sentido, lo que resulta positivo frente a la  intromisión directa en el mercado, el cierre de exportaciones o las vedas al consumo.

En esta oportunidad, más allá del estancamiento de la producción de los últimos años, la oferta está disminuida porque los ganaderos, optimistas ante las nuevas medidas –eliminación de derechos de exportacióny de ROEs y liberación y unificación del mercado de cambios- están reteniendo hembras para destinarlas a reproducción y demorando la venta de machos para echarles más kilos, lo que augura mayor disponibilidad de producto hacia adelante.

Por su parte, desde el lado de demanda, por un lado la población quisiera seguir consumiendo las cantidades pretéritas, aunque con los actuales precios ha cedido pretensiones y, por el otro, la demanda para exportar ha vuelto a ser posible, aunque esto no se reflejará  en volúmenes en este año, por la escasez de oferta apta de animales.

Dónde comprar

En este marco, es importante analizar las posibilidades concretas de que se puedan realizar importaciones, sea de carnes, de animales para faena o para invernada,  que mejoren la relación entre oferta y demanda.

La opción más inmediata, al menos para el principal centro urbano del país, es traer producto del Uruguay.

Sin embargo, al haberse acercado las cotizaciones del ganado terminado en ambas márgenes del río de la Plata, como lo venimos siguiendo desde Valor Carne, no queda margen para operaciones de volumen. El comercio de medias reses tampoco tendría posibilidades porque éstas siguen muy de cerca al precio de los animales para faena.

Sí podría haber lugar para la importación de ciertos cortes, especialmente del asado. El consumidor argentino lo valora más que el uruguayo por lo que, a igualdad de precios de la hacienda, generalmente es más caro que en el mercado vecino.

De todos modos, una presión mayúscula por el mismo, debería llevar a un acercamiento en los precios que restaría interés a los operadores. No hay que perder de vista que el mercado argentino es unas cinco veces mayor que el uruguayo.