¿Hay futuro para los biocombustibles?

Argentina está en condiciones de adoptar el sistema "Flex" para bioetanol, que en Brasil permite cualquier porcentaje de corte en los combustibles.

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"La tecnología" juega a favor de los biocombustibles.

"La tecnología" juega a favor de los biocombustibles.

22deAbrilde2016a las08:36

Seguramente en la década del 50, cuando se plantea formalmente en el II Plan Quinquenal la posibilidad de obtener combustibles a partir del maíz, no se tenía mayor idea sobre la sustentabilidad, el impacto ambiental, el conflicto entre energías fósiles frente a las renovables y, mucho menos, el enfrentamiento del Golfo que varias décadas más tarde plantearía un nuevo mapa del poder en el mundo.

Lo más probable es que entonces la fundamentación se basara más vale en un posicionamiento estratégico, de diversificación de las fuentes de energía y, tal vez, de forma más simple y barata que la petrolera de aquellas épocas.

Después de todo, había que plantear el crecimiento en cualquiera de los dos rubros. En materia energética, la Argentina no llegaba a 4 millones de metros cúbicos de petróleo y se desconocía que hubiera reservas.

A su vez, la posibilidad de lograr biocombustibles también era casi virtual, ya que entonces se cosechaban apenas alrededor de 2,5 millones de toneladas de maíz, mientras que la soja prácticamente no existía y su cosecha -oficial- superaba arañando las 600 toneladas.

La tendencia mundial comenzó a perfilarse más a partir de los 70, aunque la limitante siempre fue el precio del petróleo, que acotaba las posibilidades, y también el conflicto energía versus alimentos, que hacía "impolítico" destinar "comida" para producir combustibles cuando el mundo soportaba -y soporta aún- elevados índices de desnutrición.