Sin antecedentes en la Argentina: un sensor optimiza la producción de compost
Especialistas del INTA crearon un dispositivo que mide, en forma continua, temperatura y humedad de los residuos en tratamiento.
Sin antecedentes en la Argentina, esta tecnología genera información disponible online, que permite ajustar prácticas de manejo.
En la actualidad, el auge de las producciones agroecológicas y la creciente incorporación de enmiendas orgánicas a los esquemas convencionales de nutrición aumentan el potencial de mercado del compost. En la Argentina, entre 80 y 90 plantas industriales transforman residuos agropecuarios y urbanos en abonos que fertilizan los cultivos. Además, se destacan experiencias de tratamiento en pequeños y medianos establecimientos, donde, con beneficios sustentables y productivos, la actividad representa un nuevo nicho económico.
En este contexto, investigadores del INTA en el marco del Programa Nacional de Recursos Naturales y de la Red de Agroecología promueven el diseño de tecnologías para optimizar la obtención de compost y crearon un sensor que, inédito a escala nacional, mide en forma continua temperatura y humedad de los residuos en descomposición. El dispositivo, sincronizado a una red de estaciones telemétricas, genera información disponible para su consulta online y a través de alertas en los celulares.
En nuestro país, los procesos bioquímicos que afectan al proceso de compostaje están bien estudiados, pero las soluciones tecnológicas para su seguimiento y control son escasas, casi siempre adaptadas a otros fines, explicó Luciano Orden, técnico del INTA Hilario Ascasubi Buenos Aires y responsable del desarrollo, junto con Santiago Crocioni, de la misma unidad.
Según el especialista, la eficiencia del compostaje depende de la cantidad de oxígeno en las pilas de residuos, de la temperatura y humedad de los materiales, de los microorganismos involucrados, entre otros factores. En ese sentido, afirmó que temperatura y humedad son los indicadores más comunes para conocer el estado de madurez.
Hasta el momento, las mediciones de temperatura se realizan mediante la inserción de sondas con termómetros, mientras que las de humedad utilizan equipos electrónicos o se estiman a través de muestras analizadas en laboratorio. Es fundamental hacer monitoreos periódicos y tener datos confiables para ajustar el manejo, sobre todo en la primera fase cuando el compost debe alcanzar temperaturas superiores a los 50 grados para lograr un material libre de patógenos y estabilizado, argumentó el técnico.