Se derrumba el precio de los campos en Santa Fe y Córdoba
El precio de la hectárea en las zonas más golpeadas pasó de 17.000 a 3000 dólares; los productores advierten que la situación se viene repitiendo desde hace más de dos años.
|Inundacion a orillas de la ruta 8, en Arias, provincia de Cordoba. Foto: Diego Lima
El paisaje cambió dramáticamente: hay nutrias, patos y gente que pesca en lo que eran caminos rurales. Por las inundaciones, el precio de la hectárea en el límite entre Santa Fe y Córdoba pasó de los 17.000 dólares que costaba hace cuatro años a los actuales 3000.
El agua domina toda la zona desde hace tiempo, y desde febrero de 2015 apenas baja unos centímetros para, con cada nueva lluvia, subir mucho más rápido.
"Impotencia" es la palabra más repetida por los productores de la zona. Carlos Aguirre llegó a Maggiolo en 1945, cuando tenía 5 años. Toda su vida está ligada al campo. Tiene un tambo en este pueblo de 2300 habitantes en el departamento santafecino de General López, a unos 90 kilómetros de Venado Tuerto; el suyo -que produce unos 4000 litros diarios- es de los últimos que queda; hace un mes cerró uno más grande. El agua no da tregua, complica el ingreso de alimentos, la salida de la leche, sube los costos.
De sus 250 hectáreas, la mitad está bajo agua. "El día que no podamos sacar la leche empezaremos a pensar en otra cosa -dice a LA NACION-. ¿Qué vamos a hacer?; ¿cerrar, vender? Hay que seguir, pero me gustaría que alguna autoridad se interese, nos cuente qué piensan hacer, sugerirle algo si le sirve. Así el pueblo va a desaparecer."
De las 72.000 hectáreas de Maggiolo, la mitad hoy son lagunas. Ni al cementerio se puede llegar, y los muertos esperan en el hospital a que haya piso para entrar. Los productores ceden pasos en sus campos porque queda un solo camino rural que parece una huella y tampoco soporta mucha carga. En las zonas productivas secas hay unos 200 silo bolsas esperando; no hay forma de sacarlos. Cada uno son unos $ 600.000. "Hay un banco tirado en los campos", grafica Rodrigo Avendaño, quien tiene un cuarto de sus 250 hectáreas inundadas y el resto, con algunos anegamientos. Pasó de hacer 60% agricultura y 40% ganadería a todo cultivo. "Me cansé de renegar, de no poder entrar el balanceado, de las enfermedades de los animales. Igual, cuando muevo una bolsa de maíz de 250 dólares para sembrar una hectárea pienso que es como dejar valijas con dinero en medio de la nada; la incertidumbre es tremenda."