Buscan alternativas para los excrementos de la producción aviar

En la Argentina, las granjas de aves ponedoras podrían ser un foco de contaminación si no se tratan adecuadamente los 1,5 millones de toneladas de heces que generan por año.

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11deNoviembrede2019a las12:30

La producción de huevos en la Argentina creció de forma notable a partir del año 2003. Las granjas avícolas aumentaron en número y, a su vez, también incrementaron su productividad en base a nuevas tecnologías. A partir de este cambio productivo, tales establecimientos comenzaron a generar una mayor cantidad de residuos que, sin un tratamiento adecuado, pueden constituir un foco de contaminación y de plagas. Un estudio del INTA y de la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA) analizó cómo transformar los excrementos de las gallinas ponedoras —o guano— para reducir su impacto ambiental y para aprovecharlos como abono en suelos agrícolas.

“En la Argentina, las granjas de aves ponedoras se concentran en las provincias de Entre Ríos, Buenos Aires, Córdoba y Mendoza. Más del 90% consiste en galpones con 10 mil ó 20 mil gallinas en jaulas. En los últimos años, la actividad avícola del país elevó su producción y así también sus residuos. Se estima que cada año se generan 1,5 millones de toneladas de guano”, explicó Pedro Rizzo, profesional del Laboratorio de Transformación de los Residuos (LTR-IMYZA-INTA Castelar) y estudiante de Doctorado en Ciencias Agropecuarias de la EPG-FAUBA.

En particular, el estudio de Rizzo profundizó sobre las posibles problemáticas de las granjas ubicadas en zonas periurbanas del AMBA. “Muchos barrios se extendieron con escasa planificación alrededor de establecimientos de ponedoras. Para evitar que esta cercanía traiga conflictos, hay que prevenir los malos olores y la contaminación de suelo, aire y agua que el guano puede generar. Una forma es aprovecharlo como insumo para otras actividades, ya que contiene nitrógeno, fósforo y otros compuestos químicos útiles para mejorar suelos agrícolas”.

Dado que el guano contiene patógenos y sustancias potencialmente contaminantes, Rizzo advirtió que se lo debe transformar en una enmienda segura antes de aplicarlo a los suelos. “Si queremos prevenir impactos negativos en el ambiente y en la salud de los trabajadores que manipulan el residuo, hay que reducir fundamentalmente su contenido de patógenos y de materia orgánica. Esto se puede lograr mediante el compostaje, así que evaluamos distintas formas de realizarlo”.