Luego de 63 años, el trabajo de extensión del INTA tiene voz femenina
La Ing. María Rosa Scala fue en noviembre la primera mujer en ganar uno de los tres cargos por concurso más importantes de la estructura del organismo.
El acompañamiento de los protagonistas del campo y la complementación con políticas públicas son el eje de esta gestión para los próximos cuatro años.
Este es un tiempo de cambio dentro del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria, ya que además de la asunción reciente de la primera responsable del organismo, Susana Mirassou, fue en el cierre del año que uno de los tres cargos por concurso más importantes también lo ocupa una mujer.
Fue por concurso que la Ing. Agr. María Rosa Scala, recibida en la Universidad Nacional de Rosario, con posgrados y una amplia experiencia en el contacto con productores y profesionales a causa de su carrera desarrollada en la Experimental Rafaela, que por primera vez en 63 años de la historia del Instituto, no será un hombre quien esté en la Dirección Nacional de Asistencia de Transferencia y Extensión, que compone con la Dirección de Investigación y la de Vinculación el triangulo principal en las responsabilidades por las que se concursa, debajo de la Dirección Nacional.
Instalada en la sede central del INTA, en la calle Chile, María Rosa, la gestora principal del programa El Profesional Tambero, entre tantas otras iniciativas, ya trabaja para mejorar el vínculo en todas las áreas y en todo el país, para poder hacer del campo un mejor lugar para la vida de todos los que se vinculan al sector, e incluso para los que reciben los productos que de allí salen.
Una nueva etapa, con voces femeninas, tiene “una mirada de complementariedad de trabajo con el hombre, incluyéndonos todos en esta tarea colectiva”, empieza diciendo Scala, que atravesó muchos momentos del INTA donde siempre la “fortaleza de la territorialidad hizo que muchos programas se puedan articular con políticas públicas y a la vez acompañen a las políticas agropecuarias”.