No para de crecer: de remisera a contratista forrajera por un divorcio, Virginia apunta a picar 2500 hectáreas con su empresa

“Hoy siento que fui una guerrera. Me movía el impulso de crecer, pero sobre todo el de allanarle el camino a mis hijos”, reflexiona

No para de crecer: de remisera a contratista forrajera por un divorcio, Virginia apunta a picar 2500 hectáreas con su empresa
08deMarzode2023a las11:44

Virginia Iturreria es de Lincoln, provincia de Buenos Aires, y encabeza una empresa de picado  llamada “La Vaska e Hijos Silajes” que viene creciendo desde hace cinco años a base de responsabilidad, compromiso y espíritu familiar. La división de bienes tras el divorcio le dejó una picadora JAGUAR 860 y un camión. Con ambas herramientas montó un emprendimiento familiar que en la actualidad involucra a sus tres hijos y con el cual presta servicios de picado y ensilado en 650 hectáreas.

La historia de La Vasca

Virginia siempre se ganó la vida con su flota de cuatro remises escolares -de los cuales aún hoy conduce uno- con los que recorre 600 kilómetros transportando a 60 estudiantes del distrito. Tras el divorcio, el espíritu emprendedor hizo lo suyo. La picadora estaba guardada y el camión se alquilaba a un picador de la zona. Con esa renta logró sumar otro camión y luego un tercero. Con la flota lista, puso a punto la picadora CLAAS y le pidió un préstamo a su hermano para comprar una embolsadora. Así comenzó a rodar la empresa de servicios de silajes.

“Con el transporte escolar vivíamos mis tres hijos -uno de ellos estudiando en La Plata- y yo, pero no tenía margen para ahorrar. Con la puesta en marcha de la empresa de picado pude devolverle el préstamo a mi hermano en tan solo cuatro meses, con una campaña de picado que en los inicios encaré junto a un técnico de El Triunfo”, cuenta Virginia y recuerda que se sentó en el auto y salió a recorrer los campos en busca de clientes, sabiendo que no contaba con camionetas, carros de gasoil ni casillas, pero sí tenía el incentivo de otros contratistas y productores que le abrían la tranquera y le decían “vení a picar acá".