Escalan puestos en Europa los productos orgánicos argentinos

16deSeptiembrede2002a las08:16

No representan más del dos o el tres por ciento del total de los cultivos en Gran Bretaña los productos orgánicos, aunque la fuerte presencia del marketing en los negocios dé la impresión de que Inglaterra está tan inundada de productos cultivados sin agroquímicos como de vegetarianos new age que provocan la intensa demanda.

Lo cierto es que desde hace un tiempo los productos orgánicos argentinos escalan posiciones en el mercado consumidor europeo, “especialmente sus vinos”, según apunta el profesor Phil Harris, de la Coventry University de Gran Bretaña, especialista en el rubro de los productos cultivados sin productos químicos y en un ambiente controlado.

Invitado por la Universidad de Córdoba y la Asociación Civil Los Algarrobos, y patrocinado por el British Council, Harris pasó por Buenos Aires antes de emprender una serie de charlas y talleres con otros especialistas en Mendoza y Córdoba.

Se presenta una oportunidad sin igual para la Argentina en materia de posibilidad de exportar sus hortalizas, frutas y cereales orgánicos al mercado europeo, agrega el visitante.

“En primer término, la Argentina presenta una inmejorable calidad en la inspección y certificación de sus productos; además, es uno de los únicos siete países extracomunitarios que satisfacen los estándares aceptados por la Comunidad Europea (los otros son Australia, Nueva Zelanda, Suiza, Israel, Hungría y la República Checa)”, califica el investigador del Centro para la Agricultura Orgánica de Ryton Organic Gardens (HDRA), de Coventry, Inglaterra.

Quizá por eso, la Argentina forma parte de los 60 países en desarrollo cuyos productos se importan en Europa. Quizá por eso, nuestro país y Suiza están siendo incluidos hoy entre los proveedores de carnes, junto con rarezas del paladar como jamón de Guyana y carne vacuna de Botswana. Más en estos tiempos, después de la caída del mercado cárnico inglés debido a dos enfermedades que diezmaron sus planteles y le dieron mala prensa al bife sajón: el “mal de la vaca loca” y la aftosa.

“La verdad es que se tarda un poco en ganar nuevos mercados porque la certificación de las carnes es mucho más complicada que la de productos agrícolas, hay condiciones que se deben respetar tanto en su encierro y sus relaciones con otros animales como en factores ambientales.”

Entre las ventajas que asisten a la Argentina para exportar productos orgánicos se cuenta el hecho de pertenecer al grupo de los siete mejor certificadores entre los considerados en la CE. La Argentina ya entró en ese mercado con algunos productos y es fácil que otros los sigan de cerca, y también en vinicultura, ya que sus vinos empiezan a pelearles espacio a los varietales australianos, neozelandeses y chilenos en las góndolas de los supermercados ingleses.

“El mercado del vino varietal es uno de los de más rápida expansión en este momento, y por eso hay muchas posibilidades para que ustedes logren instalar esos riquísimos malbec, syrah y cabernet sauvignon que producen. Justo antes de viajar aquí, tomé la última botella de malbec argentino que tenía en mi bodega”, especificó Harris, demostrando ser conocedor del buen tinto.

“La expansión en el área orgánica dentro de la agricultura tuvo su mayor impulso en Europa en 1991, tras lograrse la legislación básica que aúna criterios para la Comunidad Europea e instala los estándares de calidad necesarios para la certificación, aunque desde los años 80 ya había quienes se preocupaban por obtener alimentos más sanos y ambientalmente equilibrados”, resume.

Actualmente los precios de estos productos alimenticios son relativamente más altos que los cultivados tradicionalmente (con agroquímicos), pero el especialista confía en que la aceptación del público y su creciente demanda, así como la mayor competencia entre marcas,