Los votos del campo

23deSeptiembrede2002a las08:26

Paradójicamente del desastre social que ha provocado la devaluación podría surgir el inicio de una nueva etapa para el país, que hace tiempo ha perdido su brújula.

Si el brusco e injusto cambio de precios relativos y la ruptura de los contratos, con la consiguiente transferencia azarosa de riquezas, han herido en lo más profundo el tejido social al quebrar la base de la confianza mutua, el panorama que presenta esta suerte de “ground zero” económico bien podría servir para meditar sobre qué rumbo debe tomar el país ahora que las líneas de vida artificial como el crédito interno y externo se han cortado.

Esta realidad parece, incluso, haber penetrado en algunos políticos y hasta asomar en discursos como el del canciller Ruckauf en la Asamblea de la ONU, donde optó por pedir apoyo para exportar en vez de lo tradicional que hubiera sido solicitar más créditos.

En un país como el nuestro, donde la clase política ha acaparado todos los resortes del poder, para salir adelante resulta imprescindible una alianza entre el sector productivo y el sector político. Todos debemos ponernos de acuerdo y decir basta al viejo concepto de dejar que se financie el gasto político a costas del sector que -de acuerdo a la época- sea el más competitivo y al que “se le puede sacar un poquito…”.