José Bové, condenado a prisión

02deDiciembrede2002a las08:24

El ridículo es --para la mayoría de los franceses-- una situación seria, que tratan de evitar. No todos, sin embargo. Desde hace algunos años, una suerte de bigotudo y grotesco Asterix, un gremialista y "agricultor" de 49 años, productor de queso roquefort, llamado José Bové, ha vivido empantanado en el ridículo.

Recorriendo el mundo, en lugar de cultivar la tierra. Explicando a todos que su "misión" es la de liberar a Francia --el paraíso de los gourmets de este mundo-- de la comida tipo McDonald's y similares. Y, de paso, solidificar el hipócrita proteccionismo agrícola que su país defiende a capa y espada. El que tanto daño nos ha hecho, desde 1964. Pero que a él --que vive holgadamente de los subsidios que le pagan los demás-- le viene extremadamente bien. Pese a que esos mismos subsidios han sumido, y siguen sumiendo, en la miseria a millones de personas en el mundo en desarrollo. Esto le tiene, desde luego, sin cuidado. Quiere --por sobre todas las cosas-- preservar sus privilegios.

Curiosamente, Bové --cuyas inconductas públicas tienen perfiles de "matón" suburbano-- es aplaudido fervorosamente --esté donde esté y diga lo que diga-- por la izquierda mundial. Y ensalzado constantemente por los medios de comunicación. Cual ídolo o símbolo.