¿A la siembra o al macollaje?
El dilema de aplicación del nitrógeno a la siembra versus el macollaje mantiene toda su vigencia en los planteos agrícolas de la región pampeana.
Un informe del equipo del Proyecto Fertilizar — INTA Pergamino señala que en nuestro país, la práctica de fertilización en trigo más común es la aplicación de nitrógeno en el momento de la siembra, con la posibilidad de agregar otra dosis a fin de macollaje.
Entre otros conceptos el trabajo (disponible en www.aapresid.org.ar sección "Lo importante es hoy") señala que el conocimiento de la evolución del nitrógeno (N) en el sistema suelo-planta contribuirá a mejorar el diagnóstico y las estrategias de fertilización nitrogenada en condiciones de producción de secano.
Con referencia a la demanda de N por parte del cultivo, al momento de la floración la bibliografía indica que el trigo habrá tomado el 80% del total de N (Walldren and Flowerday, 1979), por lo que del nutriente mineralizado por el suelo, sería más relevante la fracción transformada durante la encañazón (septiembre).
Además, varios estudios regionales demuestran que la respuesta productiva a las aplicaciones de nitrógeno depende tanto de factores edáficos como climáticos y de manejo (M. Díaz-Zorita, 2000).
Por ejemplo: Díaz-Zorita, en la EEA INTA Gral. Villegas (Drabble, Bs.As.) desarrolló un estudio en suelos hapludoles típicos, durante las campañas ''95/''96/''97, teniendo como objetivo determinar el momento apropiado (siembra o macollaje) de aplicación superficial de urea para la corrección de deficiencias nitrogenadas en cultivos de trigo del oeste bonaerense. En las tres campañas, los rindes y la eficiencia del uso del nitrógeno fueron mayores cuando se hizo en la siembra-emergencia: 7,8 kg de grano por kg de N.
Por otro lado, Melaj, Echeverría, Studdert, Andrade, Barbero y López de CNEA y EEA Balcarce, estudiaron la influencia de dos sistemas de labranza, siembra directa y labranza convencional y el momento de la aplicación del fertilizante nitrogenado (a la siembra y al macollaje), en la acumulación y partición del nitrógeno total y del nitrógeno derivado del fertilizante a la madurez fisiológica del cultivo de trigo, en un suelo que es un complejo de paleudol petrocálcico y argiudol típico.
La elevada cobertura bajo siembra directa contribuyó a lograr mayores contenidos de agua en el perfil, reflejándose en un mayor rendimiento en grano y mayor respuesta a la fertilización nitrogenada. Para el rendimiento en grano también se observó efecto de fertilización, siendo mayor la respuesta de la fertilización al macollaje que a la siembra (1086 y 680 kg/ha, sobre el testigo respectivamente). Esta mayor recuperación en el grano del fertilizante aplicado, podría deberse al aumento en importancia del grano como destino, al atrasarse el momento de aplicación del N. Las aplicaciones de N al macollaje permiten una mayor eficiencia de recuperación del fertilizante a la cosecha del cultivo, que las aplicaciones a la siembra del mismo.
Comparando aplicaciones de urea a la siembra, fraccionada y al macollaje, Loewy (1990) y Barbaro et al. (1999) en Balcarce, Barrow y Bordenave, observaron en todos los casos respuesta significativa. Pero el momento de apli