El ingrediente ideológico de las retenciones
Tal como se había previsto, no bien pasaron las elecciones, el Gobierno aumentó fuertemente las retenciones a la exportación de granos y sus derivados. Decimos "fuertemente" porque esta nueva embestida fiscal contra el campo es más grave de lo que aparece a primera vista.
El mismo cálculo es aplicable, con variaciones menores, al aumento de las retenciones al trigo, el maíz y el girasol; se extiende además a los aceites y las harinas, esto es, a la porción más industrializada de las exportaciones agrarias. El año pasado, el fisco ingresó 4150 millones de dólares de retenciones. El próximo año, según lo estima LA NACION del último jueves, la cifra podría subir a 7400 millones, alrededor de un 78 por ciento. Cuando votó el 28 de octubre, la gente de campo preveía que le aplicarían una nueva exacción inmediatamente después de los comicios. Lo que quizá no previó fue su alcance virtualmente confiscatorio.
La Argentina es el único de los países exportadores de alimentos cuyo gobierno castiga en forma reiterada y creciente su producción agropecuaria en vez de alentarla. ¿Cuáles son las razones detrás de esta extraordinaria discriminación?
