Trigo: la diversificación como herramienta para achicar la brecha productiva

El año pasado no fue el mejor para los cultivos de invierno, pero esta campaña parece ser la oportunidad para aprovechar al máximo las herramientas que tiene a mano el productor

Por Rodrigo Bonazzola

Los cultivos de invierno no tuvieron su mejor campaña en 2020. Las lluvias no ayudaron y las intensas heladas generaron una pérdida importante en los rendimientos. Desde el INTA Oliveros señalaron que, según los climatólogos consultados, este invierno se darían mejores condiciones de humedad.

Por otra parte, para comenzar una buena campaña se espera que los perfiles de suelo se recarguen en las próximas semanas. Esa acumulación de agua será crucial para dar inicio a la siembra de 2021.

Pero no todo depende de las condiciones ambientales. El productor está a tiempo de tomar decisiones de manejo que pueden potenciar el rendimiento. En primer lugar, un objetivo para esta campaña puede ser reducir la brecha de rendimiento, que en 2020 alcanzó el 50 %, y para ello es importante la diversificación.

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Desde el INTA Oliveros advirtieron que aprovechar las distintas fechas de siembra es una de las alternativas, asociada a la correcta elección del genotipo según su ciclo para reducir las brechas de rendimiento. La ingeniera agrónoma graduada en la Facultad de Agronomía y Agroindustrias de la Universidad Nacional de Santiago del Estero, técnica del INTA Oliveros, Amalia Manlla, comentó a Agrofy News: “La brecha se hace mayor cuando uno siembra tarde. Esto tiene que ver con que el ambiente y la oferta de recursos (luz, agua y nutrientes) es diferente y eso hace que la expresión del rendimiento sea diferente”.

En este sentido, aclaró que la brecha se achica en siembras tempranas. Esta decisión permite al cultivo explorar mejor el ambiente y tiene mayor tiempo de duración la etapa vegetativa. “En resumen, el cultivo bajo estas condiciones va a generar una mayor biomasa y se traduce en un mayor rendimiento o mayor número de granos, el componente de rendimiento clave para tener éxito”, aseguró la experta.

Los informes elaborados por el INTA describen que a medida que se atrasa la fecha de siembra, se sacrifica rendimiento. “Lo ideal es hacer siembras tempranas a intermedias. En un año benigno vas a reducir la brecha respecto de un año como el que pasó (2020)”, agregó.

Diversificación es potenciar

“El primer factor para achicar es diversificar. No solo la fecha de siembra, sino el cultivar o genotipo”, argumentó Manlla. En este sentido, explicó que, en la zona de influencia de Oliveros, centro sur de Santa Fe, el productor está acostumbrado a cultivar uno o dos genotipos y esto conlleva su riesgo. 

La técnica detalló que si bien son cultivares de buen potencial, no diversificar lleva a la resistencia de enfermedades y no se rompe el ciclo. “Si uno diversifica los genotipos y las fechas de siembra dentro de lo óptimo, se asegura disminuir el riesgo ante cualquier panorama. Es la herramienta principal que deberían tener en cuenta los productores”, recalcó Manlla.

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Para seguir reduciendo la brecha, la ingeniera recomendó tener en cuenta qué cultivar elegir según sea su ciclo, para estimar la fecha de antesis (periodo crítico), y en base a eso planificar las fechas de siembra de la presente campaña. Para ello, destacó que lo ideal es que el periodo de antesis o floración caiga a finales de septiembre o a principios de octubre, y agregó: “No más lejos, para que después el llenado de grano se haga en un ambiente con condiciones óptimas para esta etapa”.

Para una buena campaña es importante llegar con el lote libre de malezas. Por otro lado, Manlla destacó que previo a la siembra se recomienda hacer un monitoreo para ver si hay gusano blanco. Al mismo tiempo, remarcó que siempre se debe, en lo posible, controlar antes de la siembra, porque después se pierde efectividad en el tratamiento. 

Siembra de calidad

La siembra es clave para reducir la brecha de rendimiento, por este motivo es necesario alcanzar una buena práctica. Pero, ¿qué es una siembra de calidad? 

La calidad es un parámetro dinámico y está en función de lo que uno espera. “Es el cumplimiento de un objetivo en términos de la valoración que uno haga, ya sea de un producto o de un servicio”, destacó el ingeniero agrónomo de INTA Hilario Ascasubi, Juan Pablo D'Amico.

En este sentido, D'Amico explicó que una siembra de calidad es cuando se logra un stand de plantas alto en función de la cantidad de semilla que se implantaron. Es decir, la siembra será eficiente cuando el mayor número de semillas se conviertan en plantas y, luego, cuando esas semillas se conviertan en plantas establecidas en el menor tiempo posible.

“El proceso de plántula y hasta llegar a una planta establecida es uno de los momentos críticos del cultivo”, aseguró el ingeniero. De esta manera, definió a la siembra de calidad como el proceso para obtener una alta cantidad de plantas logradas, en el menor tiempo posible y bien distribuidas en el lote.

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La eficiencia de la siembra se traduce en rendimiento, y para ello es importante tener uniformidad de distribución. D'Amico explicó que, si bien varía según la arquitectura del cultivo, para una planta no hay peor competidor que otra planta del mismo cultivo. 

“La distribución está en función de que haya igual cantidad de recursos para todas las integrantes del stand de la población. Otra cuestión importante es la uniformidad de nacimiento o uniformidad temporal fenológica”, detalló el ingeniero agrónomo.

De esta manera, se lograría que todas las plantas integrantes del stand tengan la misma capacidad de competir y que no haya planos de plantas dominantes y dominadas. En este sentido, destacó que en ese caso se corre el riesgo de que la planta dominada no sea productiva y se convertiría casi en una maleza, y enfatizó: “Una mala cara”.

Pero la uniformidad también trae otros beneficios, como control de malezas. Siempre que exista una mala distribución en la línea de siembra, comentó D'Amico, posiblemente haya gran probabilidad de que se desarrollen malezas.

Para lograr este objetivo es crucial prestar atención en los dosificadores de la sembradora. Habitualmente se utiliza el sistema volumétrico que varía su distribución según la velocidad de rotación del mismo. Cabe destacar que ese régimen de giro se selecciona a la hora de regular la sembradora para elegir la dosis de siembra.

Esta herramienta tiene la desventaja de que, al trabajar con poca velocidad, la distribución tiende a ser más irregular. Por este motivo, D'Amico remarcó que un buen dosificador es el de cámara variable.

“Permite cambiar la dosis de siembra en base al ancho útil del rodillo acanalado, sin tocar el régimen de giro. De esta manera, se logra mantener un régimen de giro alto, dando uniformidad, pudiendo bajar la dosis de semilla o la densidad”, sostuvo el ingeniero agrónomo.

La distribución es un tema que gana lugar de a poco entre los productores. D'Amico explicó que la preocupación no llega tanto por el rendimiento, sino por la competencia con las malezas y la necesidad de combatir las resistencias.

“Las opciones son buscar dosificadores que entreguen las dosis que estamos buscando a altas revoluciones y va a ser por dosificadores de boca más chica. En el caso de dosificadores roldanas, hacer la prueba y tratar de sembrar siempre con la boca chica y regular la sembradora”, detalló D'Amico. 

Zona de Oliveros

En cuanto a las expectativas del productor, desde el INTA Oliveros estimaron que la superficie de siembra sería similar a la de 2020. En este sentido, Manlla destacó: “Si bien los insumos aumentaron su precio, el valor del trigo es bueno y el margen bruto es positivo”.

Al mismo tiempo, agregó que el productor también tiene en cuenta el pronóstico, que por ahora es bastante alentador. “El productor está viendo, pero la expectativa es hacer trigo en la misma superficie que el año pasado. Si el tiempo acompaña, están previendo una producción final de más de 20 millones de toneladas”, concluyó Manlla.