Congreso CREA: Oportunidades y amenazas para la lechería

El creciente aumento mundial del consumo de lácteos tiene, como contrapartida, una alta volatilidad en los precios y en los costos de la lechería. Durante un panel que tuvo lugar el segundo día del Congreso Tecnológico CREA 2011, se intentó dilucidar qué modelo productivo podría minimizar los riegos y maximizar las oportunidades para el sector.

24deJuniode2011a las07:41

La leche se transformó en el commodity agropecuario más volátil, seguida por los granos forrajeros. “Sin embargo, pese al riesgo, las oportunidades potenciales que encierra el mercado mundial son enormes”, expresó Torsten Hemme, Presidente de la International Farm Comparison Network de Alemania. En su opinión, las proyecciones para los próximos quince años son sumamente alentadoras. En ese lapso, la población mundial pasará de 6.800 a 7.800 millones de personas, y el consumo de lácteos, de las 700 millones de toneladas actuales, saltará a unos 900 millones. Eso implicará 200 millones de toneladas adicionales. “La Argentina produce anualmente diez millones de toneladas; imagínense lo que las cifras mencionadas podrían significar si sólo capturan una pequeña parte de ese crecimiento”, dijo.

Al analizar la industria láctea mundial (es decir, las empresas procesadoras), se observa que el mayor procesador demanda el 3% de la leche destinada a la industria. Y las principales 21 empresas del mundo reciben el 24% del volumen total. En síntesis, se trata de un mercado bastante atomizado.
La competitividad futura dependerá, en gran parte, de la posibilidad de mantener costos de producción relativamente bajos. En ese sentido, la Argentina ocupa un lugar destacado. Entre los años 2000 y 2009, los costos de producción láctea en la Argentina oscilaron entre los 20 y los 28 dólares por cada 100 kilos. En Brasil, estuvo entre 15 y 30 dólares (100% de diferencia entre el mínimo y el máximo), y en Nueva Zelanda, entre 12 y 35 dólares. Es decir, en la Argentina las variaciones fueron menores. Y si bien el costo mínimo fue el mayor de los tres países (20 dólares, contra 12 de Nueva Zelanda y 15 de Brasil), el costo máximo de producción fue el menor (28 dólares, contra 30 y 35 respectivamente)