El agro ya no resiste el impacto de las retenciones
La caída en los precios internacionales, el aumento en los costos de producción y la mayor presión tributaria forman una ecuación en la que el resultado prevé una caída en la actividad agropecuaria.
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"Quiero a los titulares para discutir", dijo la presidenta Cristina Kirchner el miércoles en Tecnópolis en un discurso en el que defendió el rumbo económico y citó y desafió a tres actores: bancos, industriales y sindicatos. Llamó la atención que no nombró al campo, el sector más dinamizador de la economía del país.
Y del campo, el fisco se nutre de retenciones. La campaña agrícola 2012/13 generó ingresos al fisco de 10.000 millones de dólares por derechos de exportación.
Pero la presión tributaria en el campo ha llegado a un nivel tan elevado que, sumada a los bajos precios internacionales y al aumento en los costos de producción, hacen intolerables las retenciones a las exportaciones agropecuarias. Y así se está matando la gallina de los huevos de oro. Y para muestra vale un estudio de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, publicado por LA NACION, que señala una baja del 3 por ciento en el área sembrada, aunque sectores privados la elevan a un 10 por ciento.
Varios economistas consultados señalan que para que el negocio agrícola cierre, lisa y llanamente deberían eliminarse por completo los derechos de exportación y otros piensan en una reducción parcial.
NO RESISTE ANÁLISIS
Según el IIE-SRA de los 10.000 millones de dólares que ingresan al fisco en concepto de retenciones, 810 millones corresponden al maíz. "Quitar las retenciones no sólo permitiría incorporar algunas zonas a la producción, sino que en otras regiones el productor podría pensar en salir de esa actitud defensiva en la aplicación de tecnología", dijo a LA NACION Ezequiel de Freijo, economista de la entidad. Para el analista, "hoy la permanencia de las retenciones en toda la cadena de valor del maíz no resiste el menor análisis".
Para el economista de la Rural, una baja en las retenciones generaría una reactivación de la actividad económica del interior, y por lo tanto de su agroindustria; garantizaría la estabilidad laboral de miles de trabajadores y contribuiría a que las industrias dispongan de los dólares que necesitan para importar los bienes que necesitan para crecer y mantener las fuentes de empleos en las ciudades.
Ricardo Negri (h), de la Asociación Argentina de Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola (Aacrea), coincide en que de darse una baja en los derechos de exportación, "ésta se trasladaría no sólo al productor agropecuario, sino también a los distintos actores de la cadena, que verían incrementados sus ingresos como proveedores a clientes con mayor capacidad de pago, lo cual se reflejaría en la actividad económica del interior del país".
Agregó que "para que el maíz sea interesante en término de los costos actuales en la mayoría de las regiones productivas, el precio para el productor debería ser de 190 dólares por tonelada".