Trabajo rural, ¿una cuestión de imagen?
Vale la pena la reflexión y la pregunta: ¿por qué cuesta tanto conseguir gente para ir a trabajar al campo?

En otros países la demanda de trabajo rural se cubre con inmigrantes de países más pobres. En los Estados Unidos se buscan mexicanos, en Europa occidental el trabajo rural se cubre con europeos del este, asiáticos o africanos. Aquí estábamos empezando a ver ejemplos de tambos con familias venidas de países limítrofes antes de los actuales problemas económicos, pero la tendencia existe.
Lo que vale la pena preguntarse es si el trabajo rural hoy tiene un problema de imagen.
El trabajo y la vida en el campo siempre tuvieron la fama de ser duros, en condiciones de aislamiento y precariedad, sin luz, lejos de escuelas y de la asistencia médica en caso de una emergencia y sin más comunicación que la de una radio a pilas o a batería. Los paisanos se arrimaban al pueblo a caballo o en sulky una vez cada tanto para abastecerse de lo necesario y regresaban luego a su vida diaria.
En estas condiciones que aún continúan en algunos parajes la meta era escaparse al pueblo para disfrutar de compañía, educación y servicios, y cuando la televisión empezó a mostrar la vida en las grandes ciudades con toda su oferta de diversión y consumo el éxodo se consolidó.
Hoy muchas de estas condiciones cambiaron y la clave pasaría por mostrar la revalorización del campo frente a la vida bastante más complicada de las grandes ciudades. Los pueblos y ciudades pequeñas del interior juegan en un punto intermedio.