El agro crece, pese a todo
El sector ha sufrido persecuciones y trabas en forma casi permanente. La interferencia del Estado en contra del agro se ha exagerado provocando distorsiones extravagantes
En 1890, la producción agrícola fue de 1 millón de toneladas, principalmente trigo. Actualmente, se ubica cerca de los 100 millones de toneladas, principalmente soja. En otras palabras, en ese período ha tenido un incremento de 100 veces en volumen físico, una expansión realmente impresionante
El sector ha sufrido persecuciones y trabas en forma casi permanente. Por ejemplo, en este momento, la soja, además de pagar todos los impuestos que afectan a las demás actividades (IVA, ganancias, ingresos brutos, patrimonio, impuesto al cheque) sufre un impuesto del 35 % del precio (retenciones). El trigo y el maíz también sufren retenciones de alrededor del 30% y para exportar hay que sacar un permiso especial que se demora mucho, por lo cual el precio es aún menor que el del mercado internacional menos las retenciones.
En 1989, cuando las retenciones al agro para algunos productos como el trigo alcanzaban al 45 %( 30% básicas y 15 % adicionales), la producción agrícola total solo llegaba a 30 millones de toneladas. Desde octubre de 1989 eliminamos esas enormes retenciones en un programa gradual de tres años que terminaba en cero en 1992 y con ello se pudo invertir mucho más por hectárea. Esto permitió además un cambio tecnológico. Por un lado, se expandió la frontera agropecuaria en forma horizontal al ocupar más hectáreas y por el otro, arriesgando mucha más inversión por cada siembra, se expandió la frontera verticalmente al incrementar muchísimo los rendimientos por área cosechada. Desde 1989 hasta 2007 la producción creció 3.5 veces, o sea un 250%. De esta forma, la exportación agrícola se consolidó como la principal fuente genuina de generación de divisas del país, a lo que contribuyó el incremento de precios internacionales de estos productos.