Una mirada a un futuro de fierro
Las cosechadoras serán más livianas, potentes y flexibles. Las sembradoras, más anchas y precisas. El uso de sensores y la automatización se profundizará, según un experto del INTA.
La competitividad de las fábricas de maquinaria agrícola, que se concentran en la Región Centro es central para impulsar el desarrollo económico de ciudades como Las Parejas, Marcos Juárez, San Francisco y Firmat, por ejemplo, que laten al ritmo de la agroindustria. Lo que viene en los próximos años, y será estratégico no bajarse de ese tren, es una profundización de la “robotización”, la digitalización de la información en los fierros y una naturalización del paradigma de la agricultura de precisión en todos los equipos, que funcionarán mucho más integrados y conectados.
“La maquinaria agrícola del futuro será un robot muy inteligente, extremadamente preciso y amigable con los usuarios”, adelanta Mario Bragachini, referente en maquinaria agrícola del INTA, en un informe especializado que analiza las tendencias en el rubro hacia 2020.
Lo que imagina en unos diez años es a varios fierros trabajando juntos en el lote con un sólo operario controlando, que envían información a una plataforma web en tiempo real, para que las tareas puedan ser monitoreadas al instante. “En Japón, las cosechadoras robot ya son una realidad y en Europa se puede ver a dos o tres tractores trabajando juntos y uno solo conducido; los otros replican las operaciones por radio control”, cuenta el experto del INTA.
Para comprender el desafío que la revolución de la electrónica y las nuevas tecnologías de la información y comunicación suponen para los fabricantes argentinos, que generan puestos de trabajo directos e indirectos para 80.000 personas y exportan por unos 340 millones de dólares anuales, hay que ir rubro por rubro.
Las cosechadoras seguirán creciendo en tamaño, equipamiento electrónico, potencia, ancho de labor y capacidad de tolva. En la actualidad, las que más se venden son las axiales e híbridas, con una potencia promedio de 330 CV.
Bragachini asegura que los cabezales sojeros serán draper en un 100% y la barra de corte flexible flotante. Para el maíz aparecerán los cabezales que cosechan sin exigencia de distancia entre hilera; es decir, que trabajan indistintamente a 35 cm, a 42 cm, a 52 cm, a 70 cm y a 76 cm.
Esto será un punto importante porque la tendencia es a sembrar el maíz a la misma distancia de la soja sin modificar la sembradora. El distanciamiento a 35 cm y 42 cm es muy bueno para la soja y se va a querer sembrar maíz y soja con la misma sembradora neumática. “La siembra de maíz a menor distancia permite entre un 10% y un 15% más de plantas por hectárea y esto puede significar, en ciertas condiciones, más rendimientos”, destaca.
También se vienen nuevos materiales más livianos y resistentes, como chapas microaleadas e inclusive van a aparecer bioplásticos, algunos biodegradables en los cobertores y cabinas. Las cosechadoras, además, estarán más preparadas para trillar de noche, con iluminación “led”, y contarán con sensores de proteína y aceite en la noria, para poder segregar calidad de grano por ambiente.