Las malezas, en la mira infrarroja
El uso de sensores para la aplicación precisa de herbicidas puede generar un ahorro del 90 por ciento del producto y reducir los costos.
Muy tecno. Los sensores envían una luz roja y las malezas devuelven una luz infrarroja que activa la pulverización.
Las malezas resistentes son uno de los principales problemas que debe enfrentar un productor agropecuario en la actualidad. En este contexto, los actores del sector -fabricantes, productores y contratistas- desarrollan técnicas y tecnologías que hacen más eficiente el combate de malezas con mayor tolerancia a herbicidas.
Uno de esos desarrollos que ha logrado excelentes resultados es el detector de malezas, no solo por la eficiencia de trabajo sino también por el ahorro de herbicidas, lo que tiene que ver con un menor impacto económico en los costos de producción y una mayor sustentabilidad ambiental.
Este equipamiento trabaja identificando las malezas desde que tienen un tamaño de cinco centímetros cuadrados y las rocía con el caldo, es decir que permite una aplicación específica y evita desperdiciar herbicida en zonas en donde no hay presencia de malezas.
Las plantas reaccionan a todas las formas de la luz, pero reaccionan más a la luz roja. Es por esto que los sensores detectores de malezas tienen una fuente activa de luz roja que brilla continuamente en dirección al suelo. Cuando esta luz es aplicada sobre material vegetal vivo, la clorofila de la planta absorbe parte de la luz roja y otra parte la emite como luz infrarroja (NIR), que se convierte en la señal que activa la pulverización.