Independencia energética: la utilización de biomasa para reemplazar al gas
En San Salvador de Jujuy, implementaron un plan para aprovechar los rastrojos y residuos de la caña de azúcar.
Las enfardadoras de malhoja en la última campaña trabajaron 8000 hectáreas de caña, sobre un total de 42.000 hectáreas plantadas. Foto: Ingenio Ledesma
Cada vez son más frecuentes los mensajes electrónicos que al final aconsejan, en letras verdes, pensar dos veces antes de imprimir, a veces con el equivalente en árboles que significan las resmas. Los correos del Ingenio Ledesma, en cambio, terminan con el mensaje, también en verde: "Si usted decide imprimir este mail, puede hacerlo con papel fabricado con fibra de caña de azúcar. Es una buena opción para cuidar el medio ambiente".
Seguramente, cuando a fin de los años 50 empezó a estudiar la que fue su primera diversificación e integración importante, esta empresa jujeña, que ya era la mayor de lo que hoy llamamos NOA, no pensó en ese plus "ecoamigable". Sí detectó que se podía obtener más valor del bagazo usándolo como materia prima de una nueva producción que como mero combustible para la tradicional extracción de azúcar y alcohol.
Para reemplazar la energía que iba a faltarle, la compañía obtuvo ayuda del entonces presidente Arturo Frondizi, que llevó un poco más al oeste el tendido del gasoducto Campo Durán (Salta)-San Lorenzo (Santa Fe), lo que permitió acortar el ramal de derivación hacia el ingenio y el pueblo que se fundó alrededor, hoy llamado Libertador General San Martín. Así, Ledesma pudo inaugurar la producción de papel, hace justo medio siglo.
Desde entonces, y sobre todo en la última década, la situación energética del país (y del mundo) cambió radicalmente. En la última década, la Argentina pasó de exportadora a importadora de gas, con costos altísimos, faltantes en el período invernal y un sistema montado en subsidios que, cuando se desande, aporreará la estructura de costos de muchas industrias.
En Ledesma están dedicados de lleno al reemplazo de gas por biomasa, con un doble objetivo: que las restricciones no les afecten el proceso productivo y reducir los costos energéticos. Si bien la compañía no sufre cortes totales de gas, porque la producción de alcohol no puede pararse, sí ha tenido limitaciones de hasta más de 40 días en épocas de zafra.
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