El maíz tardío ofrece estabilidad, pero sin errores
Gran parte de su productividad depende del híbrido elegido, sanidad, fertilización, siembra, malezas y rotación.
|Productores, asesores y proveedores de tecnologia colmaron ayer el centro de convenciones del Dinosaurio Mall, en Córdoba, para hablar de los desafios del maíz. (La Voz/Martín Baez)
Mientras buena parte del maíz aún espera su cosecha en la provincia de Córdoba, los lotes comienzan a reflejar los resultados de la campaña que, en muchos casos, van más allá de lo productivo.
El desenvolvimiento del cultivo volvió a ratificar, por ejemplo, que las siembras tardías exigen un manejo diferente que las estrategias de implantación tempranas.
Además de su trayectoria como productor de oleaginosas, la empresa Aceitera General Deheza (AGD) se ha convertido en un jugador de peso en la cadena maicera. En la última campaña sembró 50 mil hectáreas, de las cuales 30 mil están localizadas entre el centro y sur de la provincia.
“Nuestra experiencia indica que ya no se puede hablar de cultivo de maíz en la provincia, sino de diferentes formas de hacer el cultivo”, explicó Hernán Fernández Reuter, gerente regional de insumo de la compañía con sede en General Deheza. El técnico trasmitió la experiencia recogida por AGD en la producción durante la Jornada + Maíz Córdoba 2014, realizada ayer en el Dinosaurio Mall de la ciudad de Córdoba.
“Al momento de hacer maíz, hay que identificar tres formas de hacerlo. Una temprana, para las siembras de septiembre y octubre; otra tardía, para las implantaciones de diciembre que hoy son mayoría en la provincia; y otras para las siembras de segunda sobre un cultivo antecesor”, describió Fernández Reuter.
Modelo propio
Sin querer hacer ciencia pero con un amplio conocimiento que le proporcionan las prácticas agronómicas, AGD ha identificado siete factores claves que intervienen en la producción de un maíz tardío. Ordenado por importancia, el ranking lo encabeza el agua, que participa con el 22 por ciento en la productividad del cultivo; luego la genética, con 20; la sanidad, fertilización y siembra, con 15; malezas, 10; y rotación, siete.
“De todos estos factores, el 78 por ciento se puede manejar; sólo el agua, que es el más importante, no depende de la decisión que pueda tomar el productor”, agregó Fernández Reuter.
Ranking
A excepción del agua, los seis factores restantes que definen la productividad del maíz tardío se pueden corregir con prácticas agronómicas, de acuerdo con las evaluaciones a campo realizadas por la empresa.
Genética. Elegir híbridos precoces y con biotecnología, en especial para la protección contra barrenador del tallo, son claves en las siembras de diciembre. La fuerte presión observada por la isoca sobre esos maíces hace indispensable un manejo adecuado de los materiales resistentes, con especial interés en la conformación de los refugios.
Sanidad. Se debe seguir muy de cerca, ya que el maíz tardío está más expuesto a patógenos, lo que afecta el rendimiento del cultivo.
Fertilización. En las últimas campañas se han perdido muchos nutrientes del suelo. Está probada la respuesta del maíz a la fertilización de reposición del fósforo con la incorporación de nitrógeno y azufre. Evaluaciones a campo realizadas por la empresa Bunge, proveedora de fertilizantes, muestran un plus de hasta 2.000 kilos de producción en esquemas con fósforo de reposición.