Girasol, a prueba de palomas
Los ataques generados por palomas al cultivo de girasol en diversas regiones, en particular en el norte y centro del país, están desalentando a los productores.
Los ataques generados por palomas al cultivo de girasol en diversas regiones, en particular en el norte y centro del país, están desalentando a los productores a punto tal que en muchos casos han decidido reducir las áreas de siembra, sufriendo pérdidas que alcanzaron el 30% en los últimos años. En la búsqueda de herramientas que permitan disminuir este impacto se trató el tema en el último congreso organizado por la Asociación Argentina del Girasol (ASAGIR).
En ese foro, dos técnicos del INTA y un productor pampeano expusieron distintos métodos para reducir los daños producidos por este flagelo. El especialista Sebastián Zuil explicó que los daños causados por las aves se producen de forma irregular en cada zona, a partir de fines de noviembre, diciembre y enero. En ese sentido estimó que existen tres tipos de estrategias para el control de la plaga, de acuerdo con tres escalas distintas: a nivel del lote y el cultivo, dentro de un establecimiento, y a nivel del paisaje.
"En cada una de estas escalas hay estrategias desarrolladas que contribuyen a reducir el daño por aves, pero cada una de ellas está sujeta o es funcional al nivel de referencia", manifestó Zuil. A escala del lote, en zonas con alta población zonal de aves, recomendó seleccionar el híbrido por su inclinación, pericarpio, y luego por su rendimiento; a la hora de la siembra, reducir la densidad de plantas y fertilizar; y en caso de encontrar daño, realizar un secado anticipado del cultivo.
Mientras que en zonas de baja población zonal, el técnico del INTA aconsejó seleccionar el híbrido priorizando el rendimiento; sembrar las plantas en su densidad óptima y fertilizar; y secar anticipadamente el cultivo en caso de encontrar daño. También aclaró que los híbridos de tegumento liso son más elegidos por las palomas que los de tegumento estriado.
Ampliando la mirada hacia el nivel del establecimiento, Zuil explicó que las poblaciones de torcaza están reguladas fundamentalmente por el alimento disponible, por lo que una estrategia de control apuntaría a reducir esa disponibilidad. En ese sentido, recomendó aplicar estrategias de disminución de los daños en todos los cultivos de la rotación, controlando eficientemente las malezas en barbecho, pre y posemergencia, minimizando las pérdidas de cosecha, que puede ser mediante una trilla oportuna y una adecuada regulación de la cosechadora, y manejar los rastrojos de modo de disminuir la cantidad de granos disponibles en el lote.
En el caso de la escala paisaje, Zuil explicó que entran en juego distintas variables dependiendo de la plaga que se quiera controlar y los daños que presenten los cultivos. En el caso de la paloma, el especialista sostuvo que se debe mirar el estadio fenológico de los cultivos, el área afectada dentro del lote, y el porcentaje de pasturas, montes, rastrojos y otros usos en el paisaje en el radio de 1 km.
Con estos datos, los productores pueden coordinar las fechas de siembra en las zonas de mayor incidencia, así como también tomar acciones conjuntas para reducir las pérdidas de grano durante el transporte.