Paro del sindicalismo opositor se hizo sentir, pero no fue total
La huelga tuvo un alto nivel de acatamiento, aunque logró un impacto menor que la del 10 de abril; para el Gobierno, "la gran mayoría fue a trabajar".
El tercer paro nacional organizado por el sindicalismo opositor desde que Cristina Kirchner llegó al poder tuvo ayer un alto nivel de acatamiento, aunque mostró más disparidades respecto de la última medida de fuerza, el 10 de abril pasado.
La decisión de la Unión de Transporte Automotor (UTA) de no sumarse al paro le restó algo de fuerza a la protesta que organizaron las CGT de Hugo Moyano y de Luis Barrionuevo, con el acompañamiento de la CTA de Pablo Micheli y agrupaciones de izquierda, quienes estuvieron a cargo del armado de piquetes en lugares neurálgicos de las principales ciudades.
Al menos en visibilidad, la presencia de los colectivos atenuó el impacto de la medida en la Capital, mientras que en el interior el acatamiento fue dispar en el interior del país.
En ese contexto, el Gobierno y Moyano quedaron entreverados en un arduo debate respecto del impacto del paro. Mientras que el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, y el ministro de Trabajo, Carlos Tomada, aseguraron que "la gran mayoría de los argentinos fue a trabajar", Moyano destacó que "el acatamiento al paro fue del 80%" y la izquierda dijo que la huelga fue "masiva".