En la Argentina, se viene una segunda “ola” de expansión del riego
El ingeniero Eduardo Martellotto planteó el interrogante, ¿Qué se viene hacia el futuro? Se viene la diversidad de cultivos.
Confianza y convicción en el futuro del riego complementario. Este fue el denominador común que estuvo instalado en el medio centenar de participantes de la 4ta. Reunión Internacional de Riego, que se efectuó días pasados en el INTA Manfredi.
Nadie omitió en el encuentro que la campaña agrícola 2014/2015 no será de las más sencillas. Ni siquiera para quiénes contaron en los últimos años con el diferencial que les proveyó el riego, permitiéndoles sobrellevar mejor las sequías que dominaron hasta febrero pasado. Entre ellos, también se discute mucho sobre rindes de indiferencia y costos: los números se presentan muy ajustados, “al borde o en algunos casos, desbordados", al decir de un veterano regante.
No obstante, entre todos se advirtió un convencimiento muy firme: de que el desarrollo que ya han adquirido las tecnologías de irrigación en la Argentina y las nuevas que se van sumando, están llamadas a promover, pronto, un gran salto tanto en la eficiencia en los lugares dónde se establecieron sistemas de irrigación –desde los más antiguos y tradicionales a los más modernos- como en la cantidad de hectáreas regadas, duplicando las 2.200.000 a las que actualmente se aplican suplementos de agua.
No por nada, en algunos corrillos se hablaba de una “nueva ola” del riego en la Argentina. En la Reunión, se comentó que se conoce que hay sectores gubernamentales y técnicos que han estado trabajando en un programa cuyo objetivo es la evaluación de la potencialidad de expansión del riego en Argentina.
A esos efectos, se escucharon opiniones en el sentido de que seria importante emular la experiencia de Estados Unidos o Chile o Francia, de dónde vinieron tres de los principales disertantes del encuentro, que disponen de específicos planes de fomento.
¿Qué se viene en riego?
El Director del Centro Regional Córdoba del INTA, ingeniero Eduardo Martellotto, verbalizó esas expectativas y resumió en un concepto el futuro que se avizora: “El riego en la Argentina, hasta hoy, ha desarrollado toda una tecnología que ha permitido fundamentalmente aumentar y estabilizar la producción. ¿Qué se viene hacia el futuro? Se viene la diversidad de cultivos, totalmente innovadores, acerca de los cuales los productores extensivos deberán capacitarse; el riego utilizando las herramientas de agricultura de precisión, o sea, el riego por sitio específico; el uso de aguas residuales o efluentes; la aplicación de fertirriego y de agroquímicos a través de los equipos de riego, con mayor eficiencia”.
La superficie bajo riego en la Argentina es actualmente de alrededor de 2.200.000 hectáreas: en el 70% se utiliza el método superficial o gravitacional. Más del 50% se localiza en la mitad de las provincias argentinas, según reseñó un trabajo presentado por cuatro técnicos, Lucio Reinoso, Roberto S. Martínez, Francisco Margiotta y Roberto M. Martínez, de Río Negro y Viedma.
El riego gravitacional es el que más eficiencia está demandando. En cuanto se consiga, ya se habrá un paso hacia el gran salto. Otro paso, se está comenzando a dar con el riego de cultivos extensivos con aguas residuales. El potencial es enorme, si tan sólo se piensa en las aguas residuales domésticas (urbanas) o industriales.