El arroz en Argentina aún es puro potencial

A pesar de contar, a nivel mundial, con una de las áreas más favorables para su cultivo, el arroz argentino no logra despegar, manteniéndose estancado en alrededor de 230.000 hectáreas.

|
Fuente: Ambito Financiero

Fuente: Ambito Financiero

28deNoviembrede2014a las08:27

A pesar de contar, a nivel mundial, con una de las áreas más favorables para su cultivo, el arroz argentino no logra despegar, manteniéndose estancado en alrededor de 230.000 hectáreas, repartidas en 5 provincias, aunque las principales son Corrientes (45 %) y Entre Ríos (30 %).

El hecho de que junto con el trigo constituye uno de los pilares alimentarios, y casi la dieta básica en muchas regiones, especialmente asiáticas, hacen que el arroz haya casi "surfeado" sobre el debilitamiento de los precios internacionales de los restantes commodities por la desaceleración económica y sólo resultó especialmente afectado por las condiciones climáticas que determinaron uno de sus picos de precios internacionales en 2011/12 (por sequía), mientras que ahora la amenaza de nuevos problemas le están dando un soporte que le permite aguantar relativamente los precios, a pesar de la presión de la cosecha del hemisferio norte. Por supuesto que los niveles distan de aquellos extraordinarios de alrededor de u$s 1.000 por tonelada del 2008.

Mercado local

Localmente, sin embargo, el panorama no es demasiado alentador. Al contrario. A pesar de que buena parte de la producción se destina al mercado internacional (65%, y 35% mercado interno, de 1,5 millón de toneladas cosechadas de arroz cáscara 2013/14), debido al muy bajo consumo interno de 6,3 kilos por persona y por año, frente al récord de Panamá con 70 kilos per cápita. 

Pero para los productores, que ya debieron enfrentar condiciones climáticas muy adversas en la campaña anterior (temperaturas extremas, lluvias copiosas, etc.), el continuo aumento en los costos de producción, la creciente presión impositiva, más el costo de los fletes internos, y las restricciones operativas que impone la administración central, determinan que el cultivo se mantenga apenas por encima de 1 millón de toneladas de cosecha, sólo algo más de lo que produce Uruguay cuando, en realidad, esa cifra podría multiplicarse hasta por 15 a largo plazo por el potencial de tierras.