Santa Elena: la debacle de un frigorífico, retrato del país

En la industria de la carne, el frigorífico Santa Elena fue un gigante que representó el esplendor del sector. Hoy en día no le queda nada de lo que fue.

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Hoy. Aun en su estado actual, con sectores virtualmente abandonados, la planta deja ver huellas de un pasado de esplendor. Foto: Marcelo Manera

Hoy. Aun en su estado actual, con sectores virtualmente abandonados, la planta deja ver huellas de un pasado de esplendor. Foto: Marcelo Manera

02deDiciembrede2014a las07:51

Como todavía no era mayor de edad, a los 16 años, a Jesús María Peralta Ramírez le dieron un pequeño librito que decía: "Libreta de trabajadores menores". Fue el 3 de marzo de 1959. Se había incorporado al frigorífico del pueblo y, por tener esa edad, la libreta significaba que sólo podía trabajar seis horas diarias. Se quedó allí toda una vida, hasta que, en 1993, el frigorífico cerró. En sucesivas tandas de despidos, él y unas 2200 personas quedaron en la calle. "Nunca pensé que iba a terminar así", dice.

En la industria de la carne, el frigorífico Santa Elena fue un gigante que representó el esplendor del sector. Hoy es uno de los tantos ejemplos que se citan para graficar la contracara de una actividad, y de un país, que por vaivenes políticos, económicos y de manejo se sumió en una profunda crisis. Precios máximos, intervenciones y retenciones han sido en distintas épocas factores comunes que fueron asestándole golpes mortales a la industria.

El frigorífico fue construido de cara al río Paraná, por el que salía la producción en barcos propios y desde un puerto también propio. El extracto de carne iba a Europa durante la Primera Guerra Mundial para alimentar a las tropas aliadas y sus latas se hicieron famosas en todo el mundo. Más recientemente, en 1982, en Santa Elena se hacía estofado con carne para las tropas argentinas en Malvinas.

Un pueblo alrededor del frigorífico

El pueblo de Santa Elena se constituyó alrededor del frigorífico. Decenas de trabajadores de otras provincias e inmigrantes llegaba e iban a lo que aquí se conocía como "los cuarteles" de solteros, casas construidas a un costado del establecimiento. Hoy, ese lugar está en ruinas y muchas casas desaparecieron. El pueblo, que tenía 500 personas en 1871, hacia 1910 saltó a 3000 habitantes.

Con la Bovril también se hizo el barrio inglés, donde paraban los jerárquicos arribados de Londres. En las casas de mejor categoría, las mujeres de los jefes competían por tener el jardín más lindo. La empresa pagaba dos jardineros por casa.

El cierre, en 1993, fue una bomba. Nadie estaba preparado para ese final. La desocupación trepó a más de 90%. En un pueblo con poco más de 18.000 personas, unas 13.000 viven gracias a diferentes planes sociales.

"Después del cierre, muchos chicos no han vuelto a ver trabajar a sus padres y cuesta inculcarles la cultura del trabajo", dice Alberto Martínez, jefe de taller de la escuela técnica Fernando Torres Vilches.

Santa Elena terminó expulsando población

De meca que atraía trabajadores Santa Elena terminó expulsando población. "Se fueron unas 6000 personas", apunta Nicolás Salvador Sarfati, fotógrafo investigador. "Ésta fue una ciudad de clase media; ahora, de desempleados."

El cierre trajo su ola de tensión, depresión y hasta de suicidios. Los que se sobrepusieron al golpe anímico se las rebuscaron como pudieron. Algunos fueron a trabajar a frigoríficos de la zona de Rosario, se hicieron albañiles, pusieron quioscos y, con el río Paraná al lado, otros se dedicaron a pescar dorados y surubíes. Eso fue lo que hizo Peralta Ramírez. Con su esposa llegó a preparar 100 kilos de milanesas de surubí por fin de semana. "Fue mi salida", cuenta.

El frigorífico lo reabrió el polémico empresario kirchnerista Sergio Tasselli en 2005, pero nunca más fue el mismo. Corrales de espera de hacienda, sala de faena, mesas de despostado, la "tripería", entre otras áreas, están vacías. Algunos sectores parecen intactos, como esperando una señal de largada que no llega. De sus 42.500 metros cuadrados sólo está ocupado el 5%. De producir 225.000 kilos de carne por día hoy apenas llega a 5000 kilos, que van a planes oficiales del gobierno nacional, su principal cliente, que le debe pagos por $ 14,5 millones. Su producción es sólo el 2,2% de su época de esplendor. Faenaba 1000 cabezas por día; hoy, nada. Hace cuatro años que aquí no se mata un solo animal porque no es rentable. La carne que se usa y termina en latas es comprada a otras empresas.