Oruga Cogollera en maíz, una rebelde sin tiempo ni pausa
Esta plaga del maíz se expresa principalmente en regiones tropicales y sub-tropicales, pero esto no significa ausencia o menor importancia en regiones templadas de América.
Determinar el nivel jerárquico de una especie plaga en la agricultura es muy difícil, dependiendo de la zona, el cultivo dominante en la región y sobre todo, la relatividad del hombre en dar más importancia a diferentes temas según su percepción.
Pero para dar una idea del peso global de la importancia de esta especie, al escribir su nombre científico en el buscador google, se encuentran cerca de 394.000 resultados, mientras que para el barrenador del maíz [Diatraea saccharalis] hay 5 veces menos resultados (cerca de 77.100)
Esto nos da una idea del nivel de estudio sobre oruga cogollera [Spodoptera frugiperda]. Pero a pesar de ello en la última década, y un poco más, en la Argentina con la incorporación de la tecnología Bt, el seguimiento de plagas en maíz fue dejado de lado por los productores.
Como ejemplo de ello, el servicio de monitoreo en maíz se cobraba la mitad del valor que en soja, para eventos transgénicos con protección parcial, y directamente no se tomaba servicio con eventos de protección casi total.
Esta etapa particular de manejo de plagas, trajo como consecuencia una disminución en el desarrollo de monitoreo y control de cogollera [S. frugiperda]. En la actualidad con el incremento de la problemática, y aumento de tolerancia a los eventos por parte de la plaga, el control químico nuevamente toma relevancia.
Pero este nuevo escenario trae interrogantes como, ¿se continúan usando los mismos umbrales de daño?, ¿se aplican los refugios?, ¿debe mantenerse la proporción de refugios?...
MONITOREO
El monitoreo de esta plaga debe realizarse en todo el ciclo del cultivo. La razón es la capacidad de causar daño en cualquier estado de la planta, dependiendo de la fecha de siembra y región. Puede actuar como cortadora en la implantación, defoliadora en etapas vegetativas sin dañar cogollo, dañando cogollo y como desgranadora atacando la espiga en estados reproductivos. Este último daño lo puede hacer desde el inicio de llenado hasta la madurez del grano.
Para cuantificar la plaga hay dos parámetros indispensables a tener en cuenta, la incidencia, porcentaje de plantas afectadas, y la severidad, nivel de daño en la planta.
Para la estimación de la incidencia hay varios métodos de muestreos. Por ejemplo una publicación del INTA Pergamino, recomienda muestrear 50 plantas al azar no contiguas en 5 sitios del lote.
El inconveniente de este método de muestreo es las situaciones de niveles por debajo del 20% de plantas atacadas, ya que en general, la plaga sectoriza el ataque y hay probabilidad de subestimar el daño.
Generalmente un modo rápido y fiable de estimar la incidencia en el lote es contabilizar 100 plantas seguidas y sobre las mismas identificar cuantas poseen daño, realizando esto en diferentes sectores del lote. Suele ocurrir que contabilizando las primeras 50 plantas, estas no posean daño y se encuentra daño en las últimas 20 seguidas. Si los ataque son muy intensos, superando el 50% de plantas afectadas, el tamaño de la muestra se puede reducir a 50 plantas por unidad o estación de muestreo.
Un elemento que agiliza el muestreo es el uso de los “cuenta-ganado”. Con este instrumento se contabilizan las plantas y a medida que se observa una dañada se marca con el instrumento, al finalizar tiene cuantas plantas con daño hay en 100 plantas.