Grandes excedentes deprimen el precio del vino

Las dificultades para exportar obligan a orientar casi toda la producción al mercado interno, que se encuentra saturado.

En los últimos cuatro años, el precio de la uva recibido por el productor ha subido entre un 10 y un 15 por ciento, mientras que los costos se incrementaron un 80 por ciento

En los últimos cuatro años, el precio de la uva recibido por el productor ha subido entre un 10 y un 15 por ciento, mientras que los costos se incrementaron un 80 por ciento

14deEnerode2015a las16:03

La situación de la vitivinicultura se agrava día a día. En los últimos cuatro años, el precio de la uva recibido por el productor ha subido entre un 10 y un 15 por ciento, mientras que los costos se incrementaron un 80 por ciento en promedio. Las empresas trabajan a pérdida, y las que tienen la posibilidad de financiarse siguen en actividad en “modo de subsistencia”, como para poder llegar vivas y con capacidad de reacción al momento en que las variables económicas vuelvan a hacer rentable el negocio.

En este contexto, muchas unidades de negocio deciden acotar la producción a una superficie menor y reducir costos, pero con este proceder puede perderse calidad en lo producido, lo que disminuye el ingreso y la espiral negativa se acelera.

Estas decisiones tienen un impacto directo en la economía cuyana, que contrata menos mano de obra, compra menos insumos y agrega menos valor, lo que da como resultado una caída en la actividad económica que afecta de manera directa o indirecta a toda la población.

Panorama desalentador

Según productores pertenecientes a los Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola (CREA), la situación de las bodegas es muy delicada porque los industriales no pueden colocar vinos en el mercado externo a causa de los altos costos internos en dólares.

Debido a la gran caída en las exportaciones, la mercadería queda en el país y el consumo interno no logra absorberla en su totalidad. Una menor venta de vinos acrecienta el stock en las bodegas y, por lo tanto, baja la demanda por la uva, lo que repercute en los precios que recibe el productor.