Aconsejan en esta campaña realizar monitoreos de plagas intensivos
Seis productores y asesores de diferentes zonas del país, contaron cuál será su estrategia para controlar este problema. Un año en el que cada grano vale oro.
El picudo en una planta de soja.
Aumentar los rendimientos de los cultivos y ser cada vez más eficiente en su manejo será clave sobre todo en esta campaña de bajos precios de los granos y altos costos productivos, que comprometen la rentabilidad.
Para defender los rendimientos es crucial estar atentos, entre otras amenazas, a las plagas, un flagelo que puede traer complicaciones al productor si no se controlan a tiempo. Por eso, Clarín Rural dialogó con seis productores de diferentes zonas productivas de la Argentina, para conocer su estrategia de manejo en referencia a esta problemática.
Desde el NOA, una de las zonas más complejas para las plagas, Juan Carlos Rodríguez, productor y asesor de Tartagal, al norte de Salta, contó que allí el cultivo bandera es el poroto, pero que, ante la baja en el precio y la poca demanda a nivel internacional, los productores se volcarán hacia la soja, a pesar de que también los números de la oleaginosa no son los mejores. Por eso, para no seguir perdiendo rentabilidad en ambos cultivos, resaltó que la prevención en el control de pagas es fundamental para ellos.
“En poroto, las orugas crecen año tras año. No eran importantes pero en la campaña anterior tuvimos muchos problemas y aplicamos hasta cinco veces”, contó.
Por eso, este año es necesario el control desde el inicio del desarrollo del cultivo, curando la semilla antes de la siembra. “Es crucial mantener el stand de plantas, porque solo se trabaja con 10 plantas por metro”, explicó.
En el caso de la soja, en el norte salteño el “bicho” más importante es el picudo grande (Sternechus subsignatus). “Para prevenir el ataque usamos un curasemilla a la hora de sembrar. Además, la nueva soja Bt es una herramienta más de gran utilidad”, especificó.
Continuando con la zona más complicada para el tema de plagas, Horacio Mariona, productor que siembra en Tucumán, al límite con Santiago del Estero, coincidió en que el picudo es la plaga problema, pero allí otra especie también acecha: el picudo negro de la vaina (Rhyssomatus Subtillis), que si no se controla a tiempo, puede generar pérdidas totales.
“Hacemos una secuencia de 50% de soja y 50% de maíz para poder paliar la presión de este insecto. La rotación es la mejor estrategia que tenemos”, aseveró Mariona, que también agregó que esta buena práctica les resulta útil para manejar la otra gran problemática de la región: las malezas resistentes.
De todas maneras, el productor tucumano aclaró que este año no tiene certidumbre sobre si seguirá con este porcentaje en la rotación, por el alto costo del flete del maíz y por los problemas de comercialización. Además, destacó que las tecnologías en los cultivos, como las sojas y maíces Bt, ayudaron a controlar también al picudo negro.