Precio de la carne: buscan herramientas nuevas para los viejos problemas
Por qué cuando baja el precio de la hacienda no sucede lo mismo con los cortes vacunos en las carnicerías o supermercados.
|
La solución no es sencilla y se buscan nuevas herramientas.
Uno de los grandes misterios de la economía argentina que no se ha podido develar todavía es por qué cuando baja el precio de la hacienda no sucede lo mismo con los cortes vacunos en las carnicerías o supermercados.
Se han ensayado diversas explicaciones. Que los consumidores convalidan los aumentos, que la cadena comercial tiene una estructura de costos en la que pesa el valor de los alquileres o los salarios, que la oferta de carnes sustitutas (pollo, cerdo o pescado) no es competitiva o que hay un segmento de la actividad que opera fuera de la órbita de las exigencias fiscales y sanitarias. Aunque no son las únicas razones, todas tienen una parte de verdad.
La herencia recibida por el actual gobierno en materia de ganados y carnes no contribuye a terminar con esa incógnita. Por el contrario, puede exhibirse como un ejemplo de todo lo que no hay que hacer. En la administración anterior se fijaron precios máximos de los cortes, se reguló el peso de los animales y se prohibieron exportaciones. Esa política derivó en el cierre de un centenar de frigoríficos, la pérdida de miles de puestos de trabajo en la industria frigorífica, el aumento del precio de la carne por encima del promedio de la inflación y la liquidación del 10% del stock vacuno. Consumidores y productores fueron los grandes derrotados.