Legumbres, una alternativa sustentable que enriquece el suelo

Estudios del INTA analizan los beneficios como complemento a los cereales de invierno y prevén un aumento de más del 30 % del área de siembra.

Capaces de fijar el nitrógeno del aire, estos cultivos se destacan por mantener la fertilidad química y ayudar a mitigar el cambio climático.

Capaces de fijar el nitrógeno del aire, estos cultivos se destacan por mantener la fertilidad química y ayudar a mitigar el cambio climático.

31deMayode2016a las15:13

Para 2016, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) propuso que el Año Internacional de las Legumbres sea la oportunidad para potenciar estos cultivos por su rol en materia de seguridad alimentaria y nutricional. Pero, además, reconoce el papel fundamental que juegan en la adaptación al cambio climático, la salud humana y la de los suelos.

De acuerdo con estudios del INTA, “tanto en garbanzos, arvejas y porotos se observa que la Fijación Biológica del Nitrógeno (FBN) es verificable en condiciones de cultivo, disminuyendo la toma de nitrógeno desde el suelo”.

En este sentido, Alejandro Perticari –coordinador de la Red de Recursos Genéticos Microbianos del INTA Castelar– aseguró que “la mayor contribución de nitrógeno fijado a los ecosistemas terrestres proviene de la asociación de la bacteria del género Rhizobium relacionados con las leguminosas”.

Pero, para que esto suceda, es fundamental una estrategia de manejo del suelo y de los cultivos que contribuyan a proteger el ecosistema que forman los microorganismos cercanos a la raíz.

Es que, reunidos en la rizosfera –parte del suelo inmediata a las raíces vivas con una intensa y compleja actividad microbiana–, los microorganismos interactúan con la planta y unos con otros, a través de diferentes mecanismos bioquímicos, promueven el crecimiento vegetal, contribuyen a la fertilidad e impulsan un mejor aprovechamiento del suelo.

“Este proceso es factible que se mantenga vigente en aquellos ambientes productivos de legumbres nativas realizados a pequeña escala donde la intervención del hombre es menos agresiva sobre los microorganismos presentes en el suelo, como es el caso de la producción familiar de legumbres”, indicó Perticari.

De acuerdo con la FAO, gran parte de la producción de legumbres en América Latina y el Caribe está en mano de agricultores familiares, por lo que juegan un rol central en el desarrollo rural y su cultivo ayuda a la mitigación del cambio climático al fijar nitrógeno en el suelo.

Es la gran diversidad de legumbres en la región, lo que representa –según la FAO– un tesoro genético para crear nuevas variedades que pueden ser necesarias para hacer frente al cambio climático.