Argentina, con potencial para triplicar la superficie bajo riego

La adopción de esta tecnología permite hacer un uso eficiente del agua y potenciar la producción de alimentos en el futuro.

Uno de los temas de la Jornada Internacional organizada en Manfredi, Córdoba.

Uno de los temas de la Jornada Internacional organizada en Manfredi, Córdoba.

19deOctubrede2016a las08:36

En 1960, el mundo disponía de 0,45 hectáreas agrícolas para alimentar a cada uno de los 2.500 millones de habitantes. Hoy, la superficie se redujo a la mitad y sólo contamos con 0,24 hectáreas por persona para más de 7 mil millones de habitantes. En este contexto, el riego eficiente tiene un rol estratégico y será uno de los temas que se profundizará en la Reunión Internacional de Riego, que organiza el INTA Manfredi –Córdoba–, el 26 y 27 de octubre.

Según Aquiles Salinas –especialista en tecnologías de riego del INTA Manfredi, Córdoba–, “para 2030, la Argentina tiene potencial para sumar dos millones de hectáreas productivas más y, así superar las seis millones”. Es decir, “estamos en condiciones de triplicar la superficie irrigada, lo que le permitirá enfrentar la demanda de alimentos y el cambio climático”, afirmó.

“Debemos ser competitivos y el riego suplementario es una buena herramienta para alcanzar los valores máximos de rendimientos de los cultivos”, indicó Salinas y subrayó: “La Argentina tiene un rol protagónico en la producción de alimentos del futuro y tenemos que aprovecharlo”.

Para Salinas, “alcanzar esta meta demandará una fuerte inversión en tecnologías de riego con numerosos beneficios asociados: un uso más eficiente del agua, la ampliación del área productiva y el incremento de la productividad”.

Sin embargo, para alcanzar el potencial estimado habrá que tener en cuenta aspectos relacionados con la capacitación, la transferencia de la información disponible, el respaldo crediticio y el ordenamiento territorial, entre otros.

“El 80 % del riego en el país es gravitacional”, señaló Salinas quien explicó que se trata de una tecnología histórica implementada hace más de 5.000 años en el Antiguo Egipto y que, aún en la actualidad, es la más difundida entre los productores.

Entre las razones, Salinas señaló que se debe a que el agua utilizada proviene de inversiones realizadas por el Estado, por lo que no requiere una gran erogación para los productores y el canon de riego no tiene impacto económico, en relación con los beneficios percibidos.