Entre Ríos necesita más “terrazas” para controlar la erosión
Son canales para conducir el agua de lluvia y evitar que arrastre la materia orgánica y los nutrientes, que son esenciales para el suelo.
La erosión que producen los excesos hídricos es un problema grave, que afecta a la mitad de la superficie productiva de Entre Ríos.
Las “cuchillas” son una marca distintiva del paisaje rural entrerriano y un verdadero desafío agronómico. Es que el agua de lluvia que no se infiltra en el lote toma velocidad en las pendientes y se lleva la materia orgánica y los nutrientes que están en las láminas de los primeros centímetros del suelo. Es un proceso rápido que erosiona la fertilidad de los campos y sino se controla produce fuertes pérdidas en los rendimientos de los cultivos.
Según datos del INTA Paraná, el 50% de la superficie de esta provincia -sin contar las zonas de islas- es vulnerable a sufrir procesos erosivos cuando hay lluvias intensas (unas 3,9 millones de hectáreas). En 419.000 hectáreas, los productores entrerrianos utilizan terrazas, como principal método para controlar la erosión y conservar la fertilidad de sus lotes. Es el 21% de la superficie “en riesgo” y es estratégico para esta provincia -y para la Argentina- que ese porcentaje siga creciendo.
“Las terrazas son canales que atraviesan la pendiente del lote para capturar el agua excedente y conducirla hacia otro canal que la saca del campo hacia los arroyos. En Entre Ríos necesitamos hacerlas cada 50 o 70 metros para evitar que el agua que no ingresa al suelo baje a velocidades erosivas y se lleve los nutrientes”, le explicó a Clarín Rural el ingeniero Jorge Gvozdenovich, especialista en conservación de suelos del INTA Paraná.