Cocinas regionales: fusión de alimentos y cultura
Del Territorio al Plato promueve acciones que revalorizan tradiciones culinarias para potenciar la participación de pequeños y medianos productores en la comercialización.
Apoyo de la Fundación ArgenINTA.
De la mano del INTA y de la Fundación ArgenINTA, Del Territorio al Plato busca multiplicar la visibilidad de alimentos y cocinas regionales en el país. Con una mirada que revaloriza la producción, brinda asesoramiento técnico y se articula con distintos actores –organizaciones de productores, gobiernos provinciales, cocineros locales y personalidades destacadas– para facilitar la apertura de nuevos espacios de comercialización.
“Las gastronomías locales son parte de la identidad de los territorios, si uno piensa que la identidad es la parte tangible del lugar donde está o de donde viene”, analizó Magda Choque Vilca, desde una mirada que cruza sus profesiones de cocinera e ingeniera agrónoma. “El paisaje o la música pueden ser cercanos, pero la comida forma parte de esas memorias afectivas que te referencian a un lugar”, enfatizó.
Para la especialista, la geografía gastronómica de la Argentina “es como una paleta de pintor: tiene colores puros, otros que se han hecho con las mezclas y otros que, aun habiéndose hecho con las mezclas, resaltan por su trascendencia a lo largo del tiempo”. En ese sentido, ejemplificó: “Las cocinas del Noroeste argentino, de las montañas y de algunas zonas de la Patagonia son registros prístinos que todavía continúan en los hogares”.
De acuerdo con Choque Vilca, la cocina local se define por cuatro condiciones: utiliza los recursos cercanos, se adapta a las tecnologías de la zona, transmite un sentido socioafectivo –arraigado a la cultura de los pueblos– y contiene historias territoriales que indican el proceso histórico geográfico. “Hablan de personas que están en los lugares y quieren seguir quedándose allí”, reflexionó.
De este modo, la especialista destacó el proyecto Del Territorio al Plato, debido a que establece “una ligazón concreta entre la cocina y las políticas públicas” y pondera la riqueza de las cocinas regionales como una alternativa para agregar valor en origen. “Esto permite que la industria rural, las cocinas locales, los emprendimientos familiares y el turismo rural de base comunitaria se fortalezcan y tengan un espacio”, apuntó.