“El hambre cero está a la vuelta de la esquina”
Lo aseguró Juan Carr, creador de Red Solidaria, quien destacó la importancia de reducir los desperdicios de comida y llamó a “valorar el trabajo que hay detrás de cada alimento”.
El INTA y la agencia de noticias Télam apoyan la labor de la ONG e impulsan una campaña para ayudar a personas en situación de vulnerabilidad.
Para cuando llega a la mesa, cada pan hizo un recorrido de, al menos, ocho meses. En ese tiempo, Mario –productor cordobés de trigo– cuidó a las plantas del clima y de las plagas durante más de 180 días para que crezcan sanas y formen granos. En diciembre, una vez cosechado, ese grano de trigo emprende el último de tramo: la molienda y la distribución de la harina a las panaderías.
Así, detrás de cada plato de comida, están el campo y el trabajo de muchos productores argentinos que, con el apoyo del INTA, mejoran sus producciones y generan alimentos suficientes para abastecer a 10 veces la población del país. Por eso, en estas Fiestas, valorar el trabajo que hay detrás de cada alimento y evitar su desperdicio son estrategias fundamentales en la lucha contra el hambre y por la sustentabilidad de los territorios.
Juan Carr –representante de Red Solidaria– en una entrevista con “Cosecha Urbana”, el programa realizado por Télam Radio y el INTA, citó un estudio reciente de la Universidad Católica Argentina: “A pesar de que hay tres millones de personas que no tienen garantizado el alimento diario, el hambre cero está a la vuelta de la esquina”.
“Lo que nos falta –agregó– es un gran encuentro de instituciones, de oposición, de gobierno y de las comunidades religiosas. La comida ya está lista para que todos la tengamos en nuestra mesa”. Sin embargo, aclaró que “la pobreza cero es más compleja porque tiene que ver con el trabajo y la vivienda para garantizarle de por vida, al que nace en la Argentina, el acceso a un plato de comida”.
Para Carr, una de las primeras medidas para luchar contra el hambre es reducir el desperdicio de alimentos y, en esta línea, propuso trabajar en red de la mano de proyectos solidarios que combaten el desecho innecesario y se ocupan de su reutilización o distribución entre personas de sectores vulnerables.
En este sentido, se refirió a la campaña Rutas Solidarias que consiste en colaborar con los comedores comunitarios que funcionan en todo el país. “Existen más de 1.200 lugares en los que puede ser útil la comida que nos sobra”, aseguró Carr.
“Hay miles de lugares donde alguna heroína o héroe nacional está luchando por los que menos tienen”, aseguró el titular de Red Solidaria quien, además, llamó a “contactarse y comprometerse con los proyectos solidarios”.
En referencia a las Fiestas que se aproximan, Carr destacó la campaña Cajas Navideñas que se propone abastecer las mesas de las familias en situación de pobreza.
A su vez, el referente de Red Solidaria hizo público su deseo navideño: “Que la lucha contra el hambre se resuelva con inmediatez” e invitó a todos a “agradecer por la comida de cada día y valorar el trabajo que hay detrás de cada alimento”.
Para acompañar el trabajo de Red Solidaria, el INTA y la agencia de noticias Télam lanzarán una campaña de difusión con el hashtag #FiestasSolidarias. Así, mediante piezas de diseño en las redes sociales, notas de comunicación interna y programas en canales propios, ambos organismos fomentarán la participación en los diversos proyectos solidarios y convocarán a otras organizaciones a participar.
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Para reducir los desperdicios, es conveniente planificar las compras y las comidas y consumir los alimentos de la despensa, heladera y freezer antes de volver a comprar.
Acciones contra el desperdicio
Desde el Ministerio de Agroindustria de la Nación, promueven el Programa Nacional de Reducción de Pérdida y Desperdicio de Alimentos desde el cual difunden diversas campañas y recomendaciones.
Aconsejan planificar las compras y las comidas: ver lo que hay en casa, qué hace falta y hacer una lista; consumir los alimentos de la despensa, heladera y freezer antes de volver a comprar; usar el freezer para conservar los alimentos por más tiempo y en mejor estado y consumir frutas y verduras maduras en forma de licuados, budines o compotas.
Asimismo, impulsan que, al visitar restaurantes, se solicite que envuelvan las sobras y llevar las viandas gourmet; cuando sobra comida, guardarla para el almuerzo o congelarla para otro momento.
Además, llaman a chequear las fechas de vencimiento y a ordenar los productos en las alacenas para que queden primero los que tienen fecha más próxima; elegir las porciones adecuadas que se consumirán, no más; fabricar una abonera con los residuos orgánicos generados y donar todo lo que no se utilice, antes de que sea tarde.
Reducir el desperdicio es reducir el hambre
Según las estadísticas de la FAO, el desperdicio per cápita de alimentos en Europa y América del Norte es de 95 a 115 kg/año, mientras que en el África subsahariana y en Asia meridional y sudoriental esta cifra representa sólo de 6 a 11 kg/año.
Se calcula que la pérdida anual en las sociedades ricas por parte de los consumidores es de 222 millones de toneladas, esto casi alcanza a la producción alimentaria neta del África subsahariana (230 millones de toneladas).
Esto sucede –estima la FAO– porque los individuos no planifican sus compras, lo hacen en exceso estimulados por el marketing y la publicidad, o reaccionan de modo exagerado a las fechas de caducidad y consumo preferente de los productos, mientras que las normas estéticas y de calidad llevan a los minoristas a rechazar grandes cantidades de alimentos perfectamente comestibles.
Entre los productos con una tasa más alta de desperdicios anuales en el mundo, están las frutas y hortalizas, raíces y tubérculos, seguidas por los cereales y el pescado, y en último lugar se ubican los cultivos oleaginosos, carne y productos lácteos.