Tambos cerrados y lácteas en crisis

En la cuenca lechera hay establecimientos que decidieron cerrar la tranquera porque es imposible producir en campos que se anegan en forma constante.

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Secuelas de las graves inundaciones.

Secuelas de las graves inundaciones.

25deEnerode2017a las17:48

A pesar de que en Santa Fe no llueve con intensidad desde hace dos semanas, la última tormenta fuerte atravesó la provincia entre el 14 y 15 de enero, los tambos siguen rodeados de agua y con serias dificultades productivas y financieras para resistir la cuarta inundación consecutiva de los últimos tres años. Las pymes queseras también enfrentan un escenario muy delicado por la falta de leche para procesar.

En Vila, un pequeño pueblo santafesino de menos de 2.000 habitantes que está entre Rafaela y Ramona, hay varios tambos que tuvieron que cerrar y hay preocupación por la pyme láctea que elabora los quesos “Aurora”, que está recibiendo la mitad de la leche que necesita.

“Este es un pueblo en el que hay más vacas que gente y la situación es dramática. La mitad de los tambos que abastecían la planta quesera, en donde trabajan 20 personas, tuvieron que cerrar porque no estaban en condiciones productivas de seguir”, contó el contador Maximiliano Tessio, que lleva los números de varios establecimientos lecheros y pymes de esta región de la cuenca lechera central.

Este contexto también está profundizando los dificultades que venían arrastrando las empresas lácteas grandes. "Durante los últimos años se verificó la conjunción de problemas económicos y productivos que golpean duramente el normal funcionamiento de la cadena lechera y afectan por igual a productores e industrias. Verdaderas catástrofes climáticas, continuas variaciones en los mercados y la errática marcha de la economía nacional durante muchos años, distorsionaron el desarrollo de todo el sector, aumentaron los costos de producción y elaboración de manera desproporcionada y agudizaron los problemas ya existentes”, reconoció esta semana la cooperativa SanCor, en un comunicado.

En el primer eslabón de la cadena, la situación es crítica. “En esta semanas yo vi como cuatro buenos tambos, con más de 30 años de inseminación, alta tecnología y un promedio de 5.000 litros diarios, arrearon sus vacas por el medio del agua para vender sus animales en la feria o alquilarlos, lo que implica cerrar definitivamente esos establecimientos por la imposibilidad física de ordeñar las vacas”, aseguró Tessio.