Volver de los extremos: enfermedades de fin de ciclo
Enero se caracterizó por fuertes precipitaciones, zonas anegadas y grandes áreas con sequías extremas. Febrero parece encaminarse a situaciones más moderadas, aunque aptas para el desarrollo de enfermedades en los cultivos de soja y maíz.
Rastrojos muy infestados luego de dos años de fuertes lluvias generan un ambiente ideal para la aparición de Enfermedades de Fin de Ciclo (EFC), principalmente la Mancha Ojo de Rana.
El primer mes de 2017 fue sin duda alguna un período de extremos. Amplias zonas del área agrícola nacional se vieron afectadas por fuertes lluvias, anegamientos y altísimas temperaturas. Hacia el sur de Buenos Aires y La Pampa fuertes sequías y altísimas temperaturas hicieron lo suyo. Sin embargo febrero parece presentar un escenario más amigable, con precipitaciones dentro de lo normal y temperaturas más cercanas a la zona de confort de los cultivos, aunque también de las enfermedades que los afectan.
Muchas veces los eventos inmediatos, hacen olvidar de dónde vienen los cultivos. En el caso de la soja, la realidad indica que este año se implantó con semillas de dudosa calidad, tanto en poder germinativo como en status sanitario. Sumado a esto, rastrojos muy infestados luego de dos años de fuertes lluvias generan un ambiente ideal para la aparición de Enfermedades de Fin de Ciclo (EFC), principalmente la Mancha Ojo de Rana. La situación se plasma en las zonas que sufrieron excesos hídricos, pero también en las que se están recuperando de sequías con las lluvias de las últimas semanas. Allí, la recuperación del estado del cultivo es fundamental para lograr un Indice de Area Foliar que sea lo más alto posible, por lo que permitir que enfermedades foliares prosperen, es atentar contra la posible recuperación de los cultivos.