La carga administrativa complica las tareas productivas

Los productores de pymes agropecuarias consumen la mayor parte de su tiempo en resolver temas burocráticos; crece la exigencia de información de los organismos públicos.

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Peón rural: dar de alta a un empleado implica seis trámites ante diferentes organismos públicos.

Peón rural: dar de alta a un empleado implica seis trámites ante diferentes organismos públicos.

11deFebrerode2017a las08:53

Como si no bastara el hecho de producir a cielo abierto y enfrentar un clima cada vez menos estable, el productor agropecuario debe hacer frente a una carga administrativa abrumadora, y encarar exigencias de información al fisco que son inéditas en el mundo, que en la mayoría de los casos no tienen en cuenta la realidad productiva del campo y, lo que es peor, son eventuales instrumentos de diferentes tipos de abusos por parte de organismos públicos que pueden dar de baja, o suspender a los productores sin juicio previo.

Recientemente un novel productor se vio envuelto en un enredo verdaderamente kafkiano cuando quiso ni mas ni menos que dar de alta a su primer empleado rural, lo que le llevó un mínimo de seis trámites distintos ante diferentes organismos que le exigían diversos comprobantes, y ninguno de los cuales comparten su base de datos. Luego de completar y firmar el legajo con los datos del empleado, dio el alta on line en Osprera, la obra social de los empleados rurales, operación que, sin embargo, tuvo que repetir personalmente en la delegación del domicilio del campo; tuvo que darse de alta como empleador en AFIP, contratar una ART y un seguro de vida obligatorio con un productor de seguros; ir personalmente a la dependencia de Anses para informar el alta del empleado y lograr que los familiares del empleado puedan cobrar las asignaciones familiares; realizar un alta provisional online en Renatre y luego llevar este formulario y otros tantos papeles a la delegación mas cercana de ese organismo, en este caso a cientos de kilómetros del campo.

Según Roberto Campi, referente en temas impositivos de Carbap, un productor mediano debe dedicar más de la mitad de su tiempo a realizar trámites burocráticos para poder cumplir con las exigencias, en especial, de la AFIP, muchas de las cuales recrudecieron luego del conflicto entre el campo y los Kirchner.

Campi señala en especial la resolución 2750, que obliga a informar la superficie sembrada de los cultivos de cosecha fina y gruesa; la capacidad productiva (cantidad de granos cosechados destinados a venta con sus referencias geográficas en el caso de los silos o bolsones, y las toneladas entregadas a los acopios) para generar una cuenta corriente granaria que se descuenta con cada venta. "Pero el grano no es un número, como el de una cuenta corriente bancaria. La existencia física es estimada; y aunque se haya pesado, siempre hay diferencias por la pérdida que puede generar su traslado; que hay que salvar con multinotas y trámites pesados, a veces por unos pocos kilos".

Entre otras de las exigencias que tiene exclusivamente el campo, también hay que informar la compra de silo bolsas a la AFIP y su destino.

Además, el Registro Fiscal de Operadores de Granos obliga a cumplimentar una cantidad de datos sobre el campo propio o arrendado, para el que la AFIP exige marcar con 4 únicos puntos georeferenciados la superficie que se va a sembrar en la partida inmobiliaria correspondiente, lo que hace imposible de referenciar una laguna, por ejemplo, en el medio del lote. Y todo esto a riesgo de incumplir con alguno de los infinitos requisitos, lo que puede transformarse en la peor de las pesadillas: no hay más devolución del IVA, y se sufre una retención del impuesto a las ganancias del 15% sobre las ventas.